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RICARDO BROWN

Ataque de nostalgia incomprensible. 7:45PM, lunes 20 de febrero/12

Hoy, no sé porque, pensaba en Londres. En todas las  veces que he estado allí. En el poco tiempo que viví en el barrio Camden, en un apartamento cuyo previo inquilino había sido el escritor y director de cine irlandés, Neil Jordan. Me acuerdo de la dirección. 10 Albert Street, segundo piso. 

Pensaba en todas aquellos sábados en que me recorría el British Museum de punta a cabo. En el National Gallery, donde colgaban un maravilloso “Girasoles” de Van Gogh que alguien habiá prestado y que luego fue vendido a un multimillonario japonés. En el Tate Gallery y en todas aquellas obras de teatro que vi en el West End. En el Westminster Abbey y el Poets’ Corner. Y en los pubs, donde aprendí a tomar cerveza a “room temperature” en el verano.

Inglaterra es única. Hay quienes la odian por su historia. Pero yo no puedo. Primero por que lllevo lo de inglés en la sangre.  Algo que me sale a flor de piel cada vez que voy a Londres. Es verdad que, como todos los pueblos grandes, los ingleses han cometido su buena cuota de hijeputadas. Pero, caramba, que chévere es estar en Piccadilly Circus en una noche de sábado. Que bien me he sentido caminando bajo la lluvia junto al Támesis. Concho, me he sentido como si fuera el mismo Dickens.

No sé porque he estado pensando en Londres hoy. Tengo que regresar.


Respondo a un amigo. 7:00 PM, lunes 20 de febrero/12

Me pregunta alguién:

¿A que te refieres cuando hablas de que se abordaba el tema de Cuba de una manera vulgar y frívola en la televisión local en español de Miami.

Respondo:

El tema de Cuba es serio. Debe ser serio. Tiene que ser serio. No es para presentar sainetes y hacerlos pasar por periodismo. Me molesta que nos presenten como caricaturas.

Hay programas en que se ha abordado el tema con seriedad. En otros, no.

Yo viví muy poco tiempo en Cuba. Pero lo que recuerdo de mis escuelas, lo que recuerdo de la gente adulta en mi entorno, lo que aprendí de los cubanos con quienes he convivido en Estados Unidos,  es que hay  rigor y  solidez en nuestra gente.

Somos un pueblo de rumba y güagüancó, es verdad. Pero aún en eso hay mucho rigor. Nuestra música, que es quizás nuestra máxima expresión cultural, es de altura. Toda nuestra música.

Lecuona fue grande. Pero Miguelito Cuní y el Beny no fueron cualquier cosa. 

Y somos también el pueblo del padre Varela, de Martí, de Heredia, de Lezama Lima, de  Carlos Finlay, de Mañach, de Lydia Cabrera, de Capablanca, de Miñoso, de Agramonte, de Amelia Peláez, de Fonst, el primer latinoamericano en ganar una medalla de oro olímpica.

Yo, allá en el frío norte de mi adolescencia y juventud, me adentraba en nuestra historia, en nuestra literatura, en nuestra pintura, en nuestra música.

Busqué y encontré siempre todas las razones para sentirme orgulloso de haber nacido en Cuba.

Por eso me ofende que haya quien, por buscar sintonía, proyecte una falsa imagen de lo que somos.

Cuidado, señores y señoras, que somos muchos quienes nos cansamos de que cojan para el relajo nuestras tragedias.

Más respeto.


Pensaba yo...12:10PM, lunes 20 de febrero/12

POLITICA

Si las elecciones fueran hoy, ganaría el presidente Obama. Derrotaría a cualquiera de los cuatro pre candidatos republicanos. Claro que las elecciones no son hasta dentro de más de ocho meses. Y de aquí a entonces puede ocurrir cualquier cosa.

Algo que definitivamente ocurrirá es que aumentará el precio de la gasolina. Todos los expertos lo pronostican. La gasolina costará más de cuatro dólares el galón antes de que llegue abril. Eso pudiera perjudicar al Presidente.

Pero, por ahora, los demócratas tienen una ventaja en la contienda presidencial. Los pre candidatos republicanos se han despedezado entre sí. Algunos han resultado ser verdaderamente mediocres. Rick Perry probó ser un provinciano ignorante. Herman Cain a fin de cuentas fue desnudado como un tipo frívolo, sin peso.

Los que quedan, Romney, Santorum, Gingrich y Paul, no parecen tener la capacidad de atraer votantes más allá de sus reducidos núcleos. Para ganar las elecciones generales, los republicanos  necesitan captar votos independientes y demócratas. No despiertan mucho  fervor entre los independientes ni mucho menos entre los demócratas más moderados estos cuatro señores.

 

MEDIOS

Parece que en el mercado de televisión de Miami se ha reducido la amenaza de los canales independientes a las cadenas Univisión y Telemundo.

El único programa que sigue manteniendo una sintonía fuerte es  “A Mano Límpía.” El programa de Oscar Haza sigue captando impresionantes “ratings.”

Los demás programas en los canales miamenses independientes sufren de una hemorragia de sintonía.

 

CUBA

 A propósito de la programación local en español en Miami, yo, personalmente, me alegro que se ha dejado a un lado el amarillismo y el morbo sobre el tema de Cuba. A mi, como cubano, me molestaba enormemente la manera vulgar y frívola en que por mucho tiempo se abordó la temática cubana en los canales locales. Ahora percibo que se ha dejado a un lado ese tipo de sensacionalismo barato. Me alegro. Ojalá que perdure esto. 

REINA LOINA TAMAYO

Duele que esta señora, madre de un mártir, esté pasando tanto trabajo. Quienes tanto denunciaron -con toda razón- la muerte de su hijo, deberían darle una mano. ¿No tienen poder de convocatoria? Convoquen. Mucha gente acudirá al llamado. 

La defensa de los derechos humanos comienza con la solidaridad con quien está cerca. 

¿TENGO UNA AGENDA?

Sí. Ser lo más sincero posible. Cuando usted me escucha en la radio, ese soy yo. Quizás no le guste. Quizás deba Vd. de cambiar de estación. Quizás si suficientes personas cambian de estación, cancelan el programa. Así funciona el libre mercado. Yo lo aceptaría. Pero les aseguro algo, yo no voy a cambiar estilo. Hace un tiempo atrás busqué lo que tiene de esperanza de vida alguien de mi edad, en buena salud. No es mucho ni poco. Pero es menos de lo que he vivido hasta ahora. Y como siempre he vivido apegado a la verdad, he decidido hacerlo con más ahinco aún en lo que me resta de tiempo en este mundo.

Por cierto, me dicen que al programa de radio le va bien.

Pero siguiendo mi respuesta a la pregunta retórica, no tengo formato que no sea hacer las cosas como las he estado haciendo. Un poco caótico, quizás. Pero así soy yo. Soy resultado de mis experiencias, mis lecturas, mis viajes, mis amores y desamores. No se fingir. Tengo principios y convicciones que marcan como actuo y como hablo. Y ambas cosas son lo mismo. Lo que digo lo hago.

Por cierto, una de las cosas en que creo firmemente es en eso que los gringos e ingleses llaman "civility." Me interesa escuchar opiniones distintas a las mías. Pero no entro en diálogo con chusmas.

Me encontré con Espinoza. Cuento escrito en octubre de 2009.

Me encontré con Espinoza en el supermercado.

Yo estaba con mi carrito en la hilera siete, buscando el detergente que uso para lavar ropa. Sí, lavo ropa. No me queda otro remedio. Vivo solo, ¿qué quieren que haga? Pero bueno, estoy allí en la hilera siete cuando escucho el vozarrón:

“¡Esa gente que dice que Obama nació en Kenya no sabe de lo que habla! ¡Obama es etiopé, mírenle las facciones! !Es uno de los bisnietos del Emperador  Haile Selassie! ¡Está en la Casa Blanca porque lo decidieron Selassie y Mussolini! ¡Es mentira que Italia invadió Etiopía! ¡Fue un engaño de Mussolini y Selassie y ahora metieron a Obama en la Casa Blanca!”

Yo me quedé frío. Le tengo terror a Espinoza. Nunca me ha golpeado. Pero  me hacen temblar las cosas que dice. El vozarrón venía de la hilera ocho, donde tienen las latas de maíz y frijoles. Yo salí huyendo rápidamente en la dirección opuesta, hacia la hilera seis, donde están los jabones y los desodorantes.  Doblé la esquina y chocó mi carrito con el de Espinoza. Se me había olvidado que Espinoza es ventrílocuo y tiene la habilidad de proyectar su voz. Bueno, su vozarrón. El vozarrón se escuchaba en la hilera ocho, pero Espinoza gritaba en la hilera seis. La gente huía de la hilera ocho porque escuchaba aquellas palabras tan contundentes y no veía de donde salían. Y la gente huía de la hilera seis también porque veían a Espinoza abrir y cerrar la boca y gesticular y dar saltos y darse golpes en la cabeza, pero no parecía emitir sonidos, aunque se escuchaba el vozarrón en la hilera ocho. La gente huía del supermercado entero, porque aunque el vozarrón se escuchaba desde la hilera ocho, tronaba en todo el lugar. Había una fuga masiva. Espinoza había provocado una estampida con su vozarrón y con las cosas terribles  que gritaba:

“¡No se dejen engañar, ciudadanos! ¡El caso del niño en el globo aeroestático en Colorado es parte de los planes ingleses de reconquista! ¡Abajo Margaret Thatcher!  ¡La Reina Isabel es una puta maldita que maltrata a sus perritos! !Nos quieren esclavizar y obligarnos a beber té a todas horas!”

La gente corría despavorida. Así es el poder de las palabras de Espinoza. Y yo, por desgracia, por despiste, por mala suerte, porque me abandonó  mi angel de la guarda, sin darme cuenta corro en dirección de Espinoza y choco mi carrito con el suyo. Cierro los ojos. Espero el inevitable regaño de Espinoza que seguro va a inspeccionar las latas de espárragos, las cajas de cereales, las uvas, la lechuga y el detergente que he colocado en mi carrito. Las críticas de Espinoza siempre han sido demoledoras. Me causan depresiones que duran semanas. Mantengo cerrados los ojos, esperando escuchar los alaridos de Espinoza. Pero nada. Silencio. Pasan segundos. Minutos. Pero nada. Silencio. Abro los ojos. Y allí está Espinoaa. Me está mirando. Sonríe. Me doy cuenta que se ha colocado varios dientes de oro, como los de Mike Tyson. No sé que hacer. No sé que decir. Por fin atino a balbucear:

“Hola, Espinoza. ¿Cómo estás? Long time, no see. Perdona por chocar con tu shopping cart.”

Espinoza, aún sonriendo, me dice con voz suave:

"¿Y de donde lo conozco yo a usted? ¿Es usted uno de esos espías que me siguen la pista, enviados por el Servicio Secreto de Mónaco?"

Yo agradezco que Espinoza me está hablando en voz baja. Me aterra su vozarrón. Pienso que quizás me habla así en ese tono gentil porque ya estamos solos en el supermercado. Se vació el lugar. Asumo que Espinoza piensa que no tiene necesidad de gritar para que lo escuchen en todo el supermercado. Me siento aliviado. Pero de pronto, Espinoza comienza a rasgarse las vestiduras. Y esto no es una exageración. Comienza a arrancarse la camisa pedazo a pedazo y a dar saltos y a emitir  unos aullidos espantosos. No sé si son aullidos de lobo o de coyote, porque con Espinoza nunca se sabe. Pero aquellos aullidos me ponen muy nervioso. Y de pronto Espinoza comienza a embestir los estantes con su enorme cabeza, y caen al piso los jabones y los desodorantes, pero, obviamente, a Espinoza no le preocupa esto.

Y yo, tímidamente, le digo:

“No, Espinoza, yo ni siquiera he viajado a Mónaco. Me dicen que el Casino allí en Mónaco es muy elegante, muy sobrio, no como los de Las Vegas con todas esas alfombras de colores estridentes y esas lámparas tan cursis. En realidad, nos conocemos de cuando trabajamos juntos en una agencia de seguros.”

Pero nada. No calmo los ánimos de Espinoza que empieza a gritar:

“!Bolcheviques! ¡Eso es lo que son! ¡Sinvergüenzas bolcheviques! !Quieren destruir la Torre Eiffel! !Quieren obligarnos a deshacernos de nuestros vehículos de motor y a usar el transporte colectivo! ¡Quieren forzarnos a vacunarnos contra una fiebre porcina inventada en los laboratorios de Oprah Winfrey! “

Y yo no puedo más. Agarro mi carrito y salgo huyendo. Corro por las calles de la ciudad, empujando mi carrito de supermercado. Cuadra tras cuadra. Llegó a mi casa, jadeando, agotado. Me detengo frente a la puerta. De pronto me doy cuenta que dejé mi camioneta en el lote de estacionamiento del supermercado. De pronto me doy cuenta que me fui sin pagar por lo que llevo en el carrito. De pronto me doy cuenta que se me olvidó colocar jugo de naranja en el carrito. Estoy nervioso. Confuso. ¿Que hago? La verdad es que no pagué por lo que tengo en el carrito porque las cajeras habían huido del lugar.

Pienso que regresaré al mercado mañana. Llevaré el carrito con lo que coloqué adentro. Recogeré el jugo de naranja. Recogeré mi camioneta. Sî, regresaré al supermercado mañana. Pagaré por todo. Ojalá que no me vuelva a encontrar allí con Espinoza. Es terrible encontrarse con Espinoza.

 

El regreso de Espinoza. 6:25PM, martes 14 de febrero/12

 

Me llamó Espinoza. Estaba preso y me pidió que pagara la fianza que le impusieron. No era mucho, 500 dólares. Y fuí a la cárcel a sacar a Espinoza de su encierro. Más que por hacerle un favor  a alguien a quien conozco, lo hice por que le tengo terror a Espinoza. No quiero que Espinoza me eche maldiciones. No quiero que me haga brujerías. No soy amigo de Espinoza, pero no quiero que sea mi enemigo. Es un personaje muy peligroso y vengativo. Ojalá que no lea esto.  Quiera Dios que no le cuenten lo que estoy escribiendo.

¿Y por qué lo estoy escribiendo, entonces? Ah, es que no puedo dejar de escribir sobre Espinoza. No puedo dejar de contar las aventuras de Espinoza. Espinoza tiene un enorme poder sobre todas las personas que conoce.

Me dijo Espinoza que fue arrestado en un cementerio en horas de la madrugada. Estaba sentado sobre una tumba, con un serrucho y una enorme foto enmarcada de Margaret Thatcher en sus manos. El sereno del cementerio llamó a la policía.

No le pregunté a Espinoza que lo motivó a presentarse en el cementerio con su serrucho y su foto de la ex estadista británica. Uno no cuestiona las acciones de Espinoza. Uno espera que Espinoza, si está de buen humor, explique su comportamiento. Por suerte, Espinoza estaba de buen humor. Y cuando se bajó de mi carro, frente a su casa, me dijo:

“De seguro tienes curiosidad de que estaba haciendo yo en el cementerio con el serrucho y la descomunal foto de la Dama de Hierro. Pues te lo cuento. Me dolía la garganta y estaba preocupado por lo que está ocurriendo en el norte de Bulgaria. Es grave la situación sobre todo ahora con el alza del precio de la leche y la pimienta.”

Yo solo le di las gracias. Uno no pide explicaciones a Espinoza.

Por cierto, Espinoza en ningún momento me dio las gracias a mi por sacarlo de la cárcel ni por llevarlo a su casa.  Y dudo que me pague los 500 dólares de la fianza.

La votación en El Doral. 8:35 PM, domingo 12 de febrero/12

Estuve esta mañana en El Doral, donde se dieron cita miles de venezolanos para votar en las primarias de la oposición. 

Me conmueve el patriotismo de los venezolanos del sur de la Florida.

Me impresiona la esmerada organización, el respeto, el civismo que han caracterizado esta votación.

Un pueblo digno, culto y luchador ha dado un ejemplo no solo de amor a su país y a la democracia.  El proceso en El Doral ha sido marcado por un comportamiento sumamente civilizado de las miles de personas que participaron.

Hubo alegría y entusiasmo y también orden, modales  y decencia.

El pueblo venezolano jamás podrá ser representando por un energúmeno como Hugo Chávez, que no solo se caracteriza por su despotismo sino también por su chusmería, su ignorancia y su grotesca y primitiva imagen.

Este es un pueblo que merece ser libre y próspero.

Y lo será.


WHITNEY HOUSTON. 8:50 AM, domingo 12 de febrero/12

¿Qué maldición lleva a una muerte prematura a tantos talentos?

Se auto destruyen.

Se quitan la vida en un momento, como Van Gogh.

O se suicidan lentamente.

Como acaba de suceder con Whitney Houston.

Que bella era.

Tenía el rostro de un ángel.

Se movía con la gracia de un ángel.

Me hacía recordar aquella canción “Angelitos Negros.”

Porque ella era la más contundente prueba de que sí hay ángeles negros.

En el cielo.

Y aquí, entre nosotros.

Whitney era un ángel hasta el instante en que cantaba, porque entonces se convertía en algo más.

Cantaba como uno se imagina que canta la misma Virgen.

Pero después de todo resultó ser mortal, Whitney.

Y como mortal al fin, tuvo una vida atormentada.

Que ahora termina con esta muerte prematura.

Que no es súbita.

Porque venía en camino desde hacia mucho tiempo.

Y es que los ángeles de este mundo - de esta realidad transitoria-  son imperfectos.

Se parecen más a nosotros que a Dios.

Y a veces toman rumbos equivocados.

A veces terminan mal.

Pero no debemos juzgar a estos ángeles que caminan entre nosotros.

Solo nos corresponde agradecer su presencia.

Lamentar -y hasta llorar- su inevitable partida.

Y recordarlos.

Cantarles en silencio:

I will always love you.

 

Pobre persona. 7:45 PM, miércoles 8 de febrero/12

No me explico como se puede llegar joven, de inmigrante, exiliado, extranjero, a un país donde probablemente se va a vivir mucho tiempo, quizás toda una vida, y no hacer el más mínimo esfuerzo por aprender algo del idioma, la cultura, la historia de ese país.

Sobre todo si se trabaja de periodista.

¿Por qué, aunque sea una vez cada dos o tres meses, no ir al cine a ver una película de Hollywood?

¿Por qué no ponerse a ver un episodio de -digamos- American Idol?

¿Cómo se puede informar de una ciudad, de un estado, de una nación, del lugar donde se vive si uno, después de muchos años, no habla inglés y desconoce lo más básico de la historia y la cultura de Estados Unidos?

 

 

Espero un paquete que no llega. 3:40 PM, martes 7 de febrero/12

Espero ansiosamente una mercancia.

Me la enviaron de Dallas, Texas el 24 de enero.

Viajó mi mercancia a Atlanta, Georgia.

De Atlanta, Georgia la enviaron a Orlando, Florida.

De Orlando fue trasladada a Jacksonvile, Florida.

De Jacksonville viajo a Opalocka, en las afueras de Miami.

Ahora me entero a través del “tracking:” que mi paquete está de nuevo en Jacksonville.

Nadie en FedEx me sabe explicar por que viaja tanto mi mercancia.

Nadie sabe por que, si yo vivo en Miami, no me la trajeron a mi casa hace días cuando estaba en Opalocka.

Y aquí estoy yo esta tarde.

Esperando mi paquete, como un niño que espera a Santa Claus.

Como Madame Butterfly esperaba que regresara su teniente Pinkerton.

Como Armando Manzanero cuando canta “ Esperaré.”

De seguro ustedes conocen la letra:

“Esperaré
a que sientas lo mismo que yo,
a que a la luna la mires del mismo color.
Esperaré
que adivines mis versos de amor,
a que en mis brazos encuentres calor.”

Quiero tener paciencia.

Quiero mantener viva la esperanza.

Quiero ser como Armando Manzanero.

Como Madame Butterfly.

Como el niño que no puede renunciar a la convicción de que Santa Claus entrará por la chimenea, aunque la casa no tenga chimenea.

Pero no dejo de pensar que FedEx es una mierda de empresa.

Escuchando música dañina. 12:00 PM, martes 7 de febrero/12

Escuchaba en el carro a Bob Dylan.

Cantaba "You gotta serve somebody."

Ayer, también en el carro, escuchaba a Keith Jarret.

Tocaba algunos "standards."

Son errores que cometo.

Me  hacen un poco intolerante cuando me bajo del carro y me topo con la mediocridad que se disfraza de lo cotidiano.

No sé si me entienden.

Hay música que hace daño.

 


This is a blog about nothing. 6:30 PM, lunes 6 de febrero/12

Uno de mis programas de television favoritos es Seinfeld. Y uno de los episodios que más disfruté es el de la vez en que Jerry Seinfeld y George Constanza están rompiéndose la cabeza sobre como definir un programa piloto que van a proponer a la cadena de television Nbc.

De pronto, George dice algo así como: “It’s a show about nothing! That’s it, a show about nothing!”

No les voy a contar el resto del episodio. Quizás lo vieron. Y si no lo han visto, estoy seguro que lo pueden buscar en la Internet si les interesa.

Sea como fuere, esa definición de George Constanza es la que he escogido para este blog. This is a blog about nothing.

Este blog no es serio. Son descargas espontáneas, sin edición, que reflejan mi forma de pensar, que, supongo, es bastante gringa. Por ejemplo, yo me identifico mucho con el sentido del humor gringo. Quizás es que viví mucho tiempo por el Norte, como los personajes de Seinfeld. No me gusta el humor forzado, sin sutileza, con gesticulaciones exageradas y personajes caricaturescos. Pero bueno, ese es otro tema, ¿no?

Cuento todo esto porque alguien me preguntó: ¿Y de que se trata tu blog?

Bueno, pues ya tiene la respuesta esa persona.

It’s a blog about nothing.

Hay muchos blogs serios. Algunos son buenos, otros no tanto.

Este es malísimo, por supuesto.

Pero no se trata de nada.

Llueve en Miami. 10:15 AM, lunes 6 de febrero/ 12

Pensaba esta mañana:

 

  1. Que antipática esa gente que habla con tanta autoridad, como si estuviera regañando a quienes le escuchan.  Me suena a como habla Chávez, como habla Fidel Castro, como habla Rául Castro. Es como si sus palabras fueran martillazos.
  2. Perdónenme, pero algunos de los políticos del sur de la Florida tienen un discurso muy mediocre. Muy falto de ideas, de elegancia, de elocuencia. Un vocabulario bastante limitado. Pienso que no se cultivan. Que no han leido mucho. ¿No sería mejor que los políticos tuvieran más cultura general? ¿O será que yo soy una suerte de snob intelectual, sin tener derecho a serlo?
  3. Está lloviendo en Miami esta mañana. Me molesta la lluvia en Miami. Hay lugares donde la lluvia tiene cierto encanto, como en Londres, París, Berlín y Nueva York. Pero a Miami no le queda bien la lluvia. ¿O soy yo? A lo mejor es que es lunes y apenas comienza la semana laboral.
  4. Escuchaba un noticiero de radio en que estaban hablando de algo que pasó en casa del carajo. Es decir, en un lugar muy remoto. Creo que hablaban de la crisis económica en Grecia o de un choque de camiones en Bruselas. La verdad es que no escuché bien. Y lo hice a propósito. O quizás no tan a propósito. Se me cierran los oídos cuando escucho hablar en la radio de lugares más allá de -digamos- 60 millas de donde estoy parado. Es que soy muy provinciano. He viajado bastante. He cubierto bastantes noticias en los más remotos rincones del planeta, pero me he vuelto muy provinciano. O a lo mejor es la lluvia.

Que dolor, que dolor, que pena. Sábado 4 de febrero/12

Acabo de leer un artículo en la revista Forbes en que se dice que Miami es la ciudad más desagradable para vivir de todo Estados Unidos.

El artículista habla de la pobreza, del desempleo, de la corrupción de los políticos, de muchas cosas.

Caramba, y yo que me creía que vivía en una suerte de paraíso.

Es verdad que hay alguna gente puerca en Miami, algo que por cierto no menciona el artículo.

Por ejemplo, esta misma mañana yo vi a un señor lanzar a la acera las envolturas de una comida chatarra asquerosa que había ingerido, cuando había un enorme recipiente de basura a solo pulgadas de donde se encontraba.

Y unos instantes después me encontré bajo un poste de luz una gallina muerta, dentro de una bolsa plástica.

Sí, hay alguna gente muy sucia en Miami. Solo hay que caminar por el downtown para darse cuenta de esto. Huele mal el centro de Miami. Huele a orine.

Pero, concho, la mayoría de los residentes son límpios. Saben lo que es un recipiente de basura. No se mean en la calle.

De todas maneras, creo que el artículo no habla de la suciedad ni del olor a orine.

Y es verdad que hay gente que grita mucho en Miami.

¿Han estado en el Aeropuerto Internacional de Miami?

¡Que ruidoso es ese aeropuerto!

Gritan hasta por los altoparlantes cuando están buscando a una persona.

¿Y los supermercados?

Yo voy a un supermercado donde la gente no grita mucho.

Me costó mucho trabajo encontrar este supermercado.

Es caro y lejos de mi casa.

Pero la gente no grita tanto como en otros supermercados.

Que cosa más rara, ¿no?

Hay quien va a un supermercado por los precios de los víveres y porque está cerca de su casa.

Yo escogí un supermercado porque no se escucha gritería, sobre todo desde los altoparlantes.

Pero creo que en el artículo no se menciona el ruido de Miami.

Es decir, lo escandalosa que es mucha gente miamense.

Y creánme, no me estoy refiriendo a algún grupo étnico.

A mi me parece que todo el mundo grita en Miami.

Hasta los perros ladran a gritos en Miami.

¿Se dirá así?

Bueno, como sea.

Yo mismo tengo una perra enana con un ladrido estruendoso.

Siempre le pido que ladre más bajito, pero no me hace caso.

No se calla, la muy cabrona.

Pero yo le tengo cariño a esa perrita.

Y, pensándolo bien, le tengo cariño también a Miami.

Yo acepto las cosas como son.

No me voy a deshacer de la perra.

No me voy a mudar de Miami.

Y claro que seguiré quejándome de la perra, de Miami y de todo.

Pero me duele el corazoncito cuando son otras personas quienes se quejan de cosas muy imperfectas a las que les tengo cariño.

Aunque tengán algo de razón.

No creo en las bolas de cristal. Sábado 4 de febrero/12

Me hablaba un hombre convencido de que se avecina una catástrofe.

Yo le escuchaba con respeto.

Pero con escepticismo.

¿Qué sabe este hombre?

¿Qué caminos ha recorrido?

¿Qué montañas ha escalado?

¿Qué mares ha cruzado?

¿De donde nace esa conviccion?

Y es que pienso que mientras más se recorren caminos y se escalan montañas y se cruzan mares, más se aleja de nosotros la certeza de lo que ocurrirá en el futuro.

Y yo lo prefiero así.

Que el futuro sea improvisación y no un guión.

Prefiero las hojas sueltas a lo que está escrito en piedra.

VI LLORAR A ALGUIEN Y ME DIO PENA. Sábado 4 de febrero/12

Todo el mundo tiene derecho al éxito.

No se debe envidiar el triunfo de otros.

Claro que hemos escuchado eso desde pequeños.

Pero una cosa es la victoria cuando se alcanza por mérito propio.

Por talento, por tesón.

Una cosa es ganar en buena lid.

Pero llegar a la cima trepando sobre los demás es muy distinto.

Pelear de frente es digno y admirable.

Atacar por la espalda es cobardía.

Traicionar es indigno y repudiable.

Pienso que a veces la vida premia a los tramposos.

Pienso que a veces triunfa la mediocridad.

Mientras que algunos que buscan la excelencia se quedan en el camino.

No sé si es ley de la vida.

No sé si es designio de una divinidad que nos mira desde muy lejos.

Por eso del libre albedrío.

Pero sea como fuere, no debería de ser así.


Una Canallada. Viernes 3 de febrero/12

Me parece terrible que en la Florida se le niega a un joven nacido en Estados Unidos el derecho a pagar la matricula reducida en las universidades estatales porque sus padres son indocumentados.

Pienso que eso es inconstitucional.

Pienso que es algo totalmente ajeno a la generosidad de espíritu que caracteriza a Estados Unidos.

Pienso que es cruel, racista y totalitario negar oportunidades de progreso a jovenes estadounidenses, en su propio país, porque sus padres no tienen una situación migratoria legal.

Hay una demanda en curso para derogar esta injusta medida.

Ojalá prospere.

¿Donde estaban entonces? 3 de febrero/12

Con frecuencia escucho a politicos de cierta edad hablar de su vocación de servicio.

Son politicos que eran jóvenes cuando el servicio militar era obligatorio en este país y había guerra, la de Vietnam.

Pero estos politicos se buscaron la forma de zafarse del servicio militar.

Muchos de ellos dicen haber apoyado aquella guerra.

Muchos de ellos apoyaron la guerra de Irak.

Y apoyan la guerra de Afganistán.

Francamente no los entiendo cuando hablan de su vocación de servicio.

Quizás es que surgió en ellos la vocación de servicio más tarde en la vida, después de que terminara la guerra de Vietnam.

 

NO HAY QUE HACERSE PASAR POR PABLO PUEBLO. 3 de febrero/12

Mitt Romney necesita un asesor de imagen. No luce bien cuando trata de proyectar la imagen de hombre de pueblo.

Mire, gobernador, no tiene nada de malo que usted haya nacido  rico.  No es un pecado que usted hizo una fortuna en el sector privado. Por lo menos yo lo veo así. Pero, caramba, cuando usted habla de que hubo un tiempo en que temía quedarse sin trabajo, cuando usted se retrata frente a una lavadora en un hotel y su campaña dice que usted lava su propia ropa, cuando sale retratado con un enorme cuchillo y un tenedor frente a un lechon asado en un restaurante en Hialeah, una ciudad de clase obrera…I mean…..come on, guv…Too much!

UN TEMA DE EXTRAORDINARIA IMPORTANCIA (MENTIRA, YA DIJE QUE ESTE BLOG NO ES SERIO) Miércoles 1 de febrero/12

Hay días en que me despierto con desgano. Me aburre todo. Quizás es el cansancio. Trabajo demasiadas horas. Quizás es una forma de depresión. Yo estoy convencido de que no soy depresivo. Pero a veces pienso que estar convencido de que no soy depresivo de por si es un tipo de depresión. Pero bueno, eso también me aburre en un día como hoy. Hablar de las diferentes manifestaciones de la depresión. Que importa. ¿Quien soy yo para hablar de esas cosas? No soy siquiatra ni sicólogo. Pero, bueno, sea como fuere, me levanté hoy con un aburrimiento tremendo. O al menos con ganas de estar aburrido. ¿Será eso? ¿Será que me programo para el desgano y el aburrimiento? La verdad es que eso tampoco importa. Pero les voy a contar algunas cosas que me aburren.

Me aburren esos programas de la televisión local en español de Miami en que entrevistan a personas acabadas de llegar de Cuba que revelan detalles de la vida personal de los dirigentes de esa catástrofe política, económica y moral que se llama la Revolución. ¡Uf! Recuerdo una entrevista que le hicieron en uno de esos programas a una tipa que decían haber sido amante de uno de los hijos de Fidel Castro.  Vi solo un par de minutos en pantalla porque les cuento que  no tengo paciencia para sentarme mucho tiempo frente a un televisor para ver programas de mal gusto. Pero me enteré que iban a entrevistar a esta señora porque vi una promoción en el canal en que se  transmitía aquel programa y la verdad es que me picó la curiosidad. Pensé que a lo mejor tenía algo revelador que decir la amante del hijo de Fidel Castro.

Esa noche sintonice el programa.  Me aburrí enseguida. La amante del hijo de Castro era una chusma, vestida con muy mal gusto que manoteaba mucho y atropellaba el español. Me cayó muy mal. No me acuerdo bien lo que dijo porque fue muy breve mi sintonía. Pero creo que hizo la estremecedora revelación de que la esposa de Fidel Castro es muy intrigante y manipuladora. No estoy seguro, pero me parece que pusieron una foto o mostraron un video de la esposa de Castro para ilustrar lo que decia esta muchacha. O quizás vi la foto o el video en otra parte, pero en este momento asocio lo que dijo la amante de uno de los hijos de Fidel con la foto o video de la esposa del dictador, que es una señora con un rostro feroz, lleno de arrugas, y con una melena rubia despeinada y aparentemente sucia que la hace lucir como un león desnutrido y maltratado en un circo ambulante  de poca monta.

De eso me acuerdo de aquel programa. De que la querida de uno de los hijos de Fidel Castro es una chusma y que la esposa del dictador no usa champú ni se peina. Por cierto que no me he enterado de nada más sobre la esposa de Fidel  -ni tampoco es que me interese mucho- pero la amante del hijo se vio involucrada en un par de escándalos después de aquel programa. Resulta que hizo una película pornográfica en que la verdad es que no se veía muy bien y luego la metieron presa por robo de identidad. Creo que estaba trabajando en una tienda Macy’s y se robaba los números de las cuentas de crédito de los clientes, o algo así. Yo nunca me acuerdo bien de los detalles de estas historias sobre la familia Castro. Me confunden. Por ejemplo, una vez hubo una serie en el noticiero de otro canal de la televisión en español en que mostraron un video hasta entonces inédito -algo verdaderemente exclusivo- de la vida íntima de Fidel Castro. En el video se veía a Castro tomando sopa o comiéndose un melón, no me acuerdo bien. Mostraron el video por varios días. No duraba mucho el video, solo unos cuantos segundos, pero claramente se veía al dictador sentado en una mesa con cara de aburrimiento (como la cara que tengo yo en este momento). Hablaron en uno de los reportajes  de que Castro come manjares que le traen del exterior -faisánes de Bulgaria o algo así- y que copiosamente bebe el vino Vega Sicilia, que es el más caro de la región de Ribera del Duero de España. A mi eso me llamó la atención, porque yo siempre he soñado con morder un muslo de faisán de Bulgaria (creo que eso es lo que dijeron) y beber aunque sea una copa de Vega Sicilia. Pero lo único que mostraron en el brevísimo video fue a Fidel tomando sopa o comiéndose un melón. Y ahora que lo pienso, ¿no sería un mango o un mamey? La verdad es que no recuerdo bien.

Es más no recuerdo porque comence a escribir estas boberías. ¡Ah, ya sé! Es que me levanté con aburrimiento. O de mal humor. Sí, eso mismo. De mal humor. Uno no debe abrir la boca ni teclear en una computadora cuando está de mal humor. Ahora me arrepiento de todo lo que escrito sobre este tema. Soy injusto. Probablemente ese programa sobre la querida de uno de los hijos de Fidel Castro era de muy alta calidad y de mucho interés. Debí haberme quedado viendo el programa entero en vez de cambiar de canal. Quizás lo pasen de nuevo. A mi no me hagan caso cuando me dan estos arranques de mal humor disfrazado de aburrimiento. Mis disculpas.

Y con mis disculpas, una aclaración. Inventé lo del faisán de Bulgaria. Yo estuve una vez en Bulgaria, pero no sé si hay faisanes en ese país. Se me metió en la cabeza eso del faisán de Bulgaria.

También una solicitud: Agradecería que alguien me dijera como es que se llama el hijo de Fidel de quien habló la gordita que fue su amante y luego hizo una película porno y la metieron presa por robo de identidad o fraude con tarjetas de crédito. No estoy seguro si el hijo de Fidel de quien se habló se llama Antonio, Arturo o Yusvansky. Creo que dijeron que es médico, quiropráctico o curandero  y que es el hijo predilecto de la vieja que parece un león de circo barato, con una expresión furiosa y una melena muy desordenada y probablemente llena de pulgas.  Estas cosas son muy importantes, pero yo no domino muy bien el tema de la vida íntima de los Castro. I’m really sorry.

Leo y escribo para divertirme. Domingo 29 de enero/12

Yo no sé por que escribo. Me imagino que quizás es por que leo. Aprendí a leer solo. Fijándome en los letreros que veía. En los libros de niños que me regalaban cuando era muy pequeño.  Creo que fue así. La verdad es que hace tanto tiempo, que no se si es que lo recuerdo o que me he inventado que esa fue la forma en que aprendí a descifrar el significado de las letras y las palabras escritas. De lo que estoy seguro es que aprendí a leer solo. Luego me enseñaron a escribir en La Salle, que fue mi primera escuela.

Yo tengo muy buenos recuerdos de los Hermanos de La Salle. No solo me enseñaron a escribir.  Me enseñaron a pensar. Estuve muy poco tiempo en La Salle, porque a mi familia se le ocurrió que yo debía aprender inglés y me enrolaron en una escuela inglesa en La Habana. De ahí en adelante no aprendí nada dentro de un aula. Ni inglés ni nada más. He pasado gran parte de mi vida dentro aulas. Pero sinceramente, siento que lo poco que me ha servido para sobrevir en este mundo me lo enseñaron los Hermanos de La Salle o lo aprendí por cuenta propia, leyendo y andando por los caminos del mundo. Por cierto el inglés lo aprendí viendo películas y televisión y con mis nuevos amigos cuando me trajeron a Estados Unidos.

Pero, bueno, estaba diciendo que basicamente escribo porque leo. Y no sé si eso es una bendición o una maldición. Me paso la vida leyendo y escribiendo. Pienso que la lectura  me ha ayudado a aprender algo.  Lo que escribo me ha permitido ganarme la vida relativamente bien. Al menos como reportero. Aquí estoy. Nunca he estado desempleado como periodista. Nunca he pedido un trabajo. Siempre he renunciado, por una razón u otra, casi siempre por alguna furia que me ha entrado, y entonces alguien me ha contratado de inmediato. No es un alarde. Es una realidad. Quizás es porque tengo mucha suerte. Quizás es que a veces me ha tocado ser tuerto en país de ciegos. 

Leo y escribo con bastante rapidez. Probablemente es por la práctica que tengo. Soy un “speed reader,” sin jamás haber tomado un curso para serlo. Y escribo rápido, casi siempre muy mal, como esto que estoy escribiendo. De muy joven, algunos de mis maestros y muchos de mis amigos y amigas me decían que yo debería ser escritor. Pero yo nunca pensé que tenía el talento ni la disciplina para serlo. Cuando uno lee mucho, se da cuenta que escribir en serio es algo muy serio. Valga la redundancia. Yo no nací para ser serio. Más bien me gusta el relajo. Como reportero, trató de hacer mi trabajo con rigor. Pero el periodismo, al menos el que hago yo, no tiene la seriedad de la literatura. Es relativamente fácil el periodismo para alguien como yo, más dado al relajo. Yo ni siquiera trate de ser escritor o poeta  por culpa de Dickens, Mark Twain, Whitman, Yeats. Menciono a esos señores, que escribían en inglés, porque mucha de mi lectura seria  de niño fue en ese idioma.  Por otra parte, la lectura en español que más me influyó cuando era niño fue la obra de José Martí.  Yo adoro a Martí, por su vida y muerte y por sus ideales y su ética. Pero sobre todo por lo que escribió, en periodismo, poesía, en ensayos y hasta en su escasa obra en novela y teatro. Pero Martí es otro tema. Martí es punto y aparte.

Ya ven. Divago, me voy del tema. Por eso hubiera sido muy mal escritor. No tengo disciplina. Me hubiera muerto de hambre. Pero volviendo a lo que quería decir al comienzo: Tengo un gen o un demonio por dentro que me compele a escribir.  Casi siempre son estupideces o locuras. Desde hace tiempo escribo en este blog, que fue una idea de mi amigo José Carvajal, que sí es un escritor talentoso y serio. Además muy valiente, porque a veces se mete en tremendos líos por lo que escribe. 

Yo también me he buscado algunos líos por este blog. Una vez hasta agararraron algo que escribí aquí y lo pusieron en un periódico muy importante de América Latina y hasta amenazas recibí. Me dio mucha risa aquello de que tanta gente gente se enojara por algo que escribiera un tipo desconocido, sin influencia ni talento. Que manera de comer mierda, pensé.

Pero bueno, a lo que voy es que he descubierto como colocar este blog en Facebook con un par de teclazos en mi computadora. Y lo voy a hacer desde hoy. Quizás me aburra y no lo siga haciendo después de un tiempo. Pero por ahora me parece divertido. Para mi es muy importante la diversión. Sin ella, la vida no vale la pena. Probablemente tampoco vale la pena leer lo que escribo. Pero les pido que si lo hacen, no lo tomen muy en serio. Yo no soy un tipo muy serio. Soy periodista. O así me dice alguna gente. Si quieren, búrlense. Pero no vale la pena enojarse.