Llueve en Miami. 10:15 AM, lunes 6 de febrero/ 12
Pensaba esta mañana:
- Que antipática esa gente que habla con tanta autoridad, como si estuviera regañando a quienes le escuchan. Me suena a como habla Chávez, como habla Fidel Castro, como habla Rául Castro. Es como si sus palabras fueran martillazos.
- Perdónenme, pero algunos de los políticos del sur de la Florida tienen un discurso muy mediocre. Muy falto de ideas, de elegancia, de elocuencia. Un vocabulario bastante limitado. Pienso que no se cultivan. Que no han leido mucho. ¿No sería mejor que los políticos tuvieran más cultura general? ¿O será que yo soy una suerte de snob intelectual, sin tener derecho a serlo?
- Está lloviendo en Miami esta mañana. Me molesta la lluvia en Miami. Hay lugares donde la lluvia tiene cierto encanto, como en Londres, París, Berlín y Nueva York. Pero a Miami no le queda bien la lluvia. ¿O soy yo? A lo mejor es que es lunes y apenas comienza la semana laboral.
- Escuchaba un noticiero de radio en que estaban hablando de algo que pasó en casa del carajo. Es decir, en un lugar muy remoto. Creo que hablaban de la crisis económica en Grecia o de un choque de camiones en Bruselas. La verdad es que no escuché bien. Y lo hice a propósito. O quizás no tan a propósito. Se me cierran los oídos cuando escucho hablar en la radio de lugares más allá de -digamos- 60 millas de donde estoy parado. Es que soy muy provinciano. He viajado bastante. He cubierto bastantes noticias en los más remotos rincones del planeta, pero me he vuelto muy provinciano. O a lo mejor es la lluvia.
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