WHITNEY HOUSTON. 8:50 AM, domingo 12 de febrero/12
¿Qué maldición lleva a una muerte prematura a tantos talentos?
Se auto destruyen.
Se quitan la vida en un momento, como Van Gogh.
O se suicidan lentamente.
Como acaba de suceder con Whitney Houston.
Que bella era.
Tenía el rostro de un ángel.
Se movía con la gracia de un ángel.
Me hacía recordar aquella canción “Angelitos Negros.”
Porque ella era la más contundente prueba de que sí hay ángeles negros.
En el cielo.
Y aquí, entre nosotros.
Whitney era un ángel hasta el instante en que cantaba, porque entonces se convertía en algo más.
Cantaba como uno se imagina que canta la misma Virgen.
Pero después de todo resultó ser mortal, Whitney.
Y como mortal al fin, tuvo una vida atormentada.
Que ahora termina con esta muerte prematura.
Que no es súbita.
Porque venía en camino desde hacia mucho tiempo.
Y es que los ángeles de este mundo - de esta realidad transitoria- son imperfectos.
Se parecen más a nosotros que a Dios.
Y a veces toman rumbos equivocados.
A veces terminan mal.
Pero no debemos juzgar a estos ángeles que caminan entre nosotros.
Solo nos corresponde agradecer su presencia.
Lamentar -y hasta llorar- su inevitable partida.
Y recordarlos.
Cantarles en silencio:
I will always love you.
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