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RICARDO BROWN

ARMANDO ROBLÁN ( miércoles 9 de enero/13)

¿Puede ser dulce  un hombre varonil, un hombre muy macho?

Así era Armando Roblán. Acaba de morir a los 81 años. Armando era talentoso, trabajador, valiente, modesto, caballeroso, solidario, cariñoso. Era tantas cosas, Armando. Actuaba, pintaba, era caricaturista, guionista, un imitador sin comparación, levantó un teatro en Miami, triunfó espectacularmente en Cuba, Puerto Rico, Panamá, República Dominicana y aquí en Estados Unidos. Era mucho, Armando Roblán y yo lo recuerdo así porque muchas veces compartí con él. Pero sobre todas las cosas, recuerdo la dulzura de su carácter. Era como el gúarapo, Armando.

Muchas veces me hizo reir, Armando. Me reía cuando lo veía en el escenario en su teatro de la Calle Ocho de Miami. Me reía cuando escuchaba aquellos anuncios maravillosos de un calentador de agua que hacía en la radio de Puerto Rico con la voz de su personaje, Ñañito. Me reí mucho una vez que coincidimos como invitados en un programa de Charitin Goyco en Santo Domingo. Me reía cuando escuchaba aquellos programas radiales que hacía en Miami con Tito Hernández. Me hacía reir Armando cada vez que me topaba con él en cualquier lugar.

Como me apena la muerte de Armando. Tuvo una vida larga, que sin dudas incluyó la cuota de desdichas que nos toca a todos. Pero Armando fue feliz. A pesar de tener que abandonar Cuba, su Patria a la que tanto amó. Armando siempre recibió aplausos y cariño por donde quiera que paseó su talento. En Puerto Rico lo adoraban. En Quisqueya le veneraban. Y en Panamá y aquí en Estados Unidos. Tuvo una bella familia, Armando. Fue un hombre realizado, Armando, en su arte y en lo personal. Pero a mi me parece que esta es una muerte prematura.  Para mi, Armando Roblán seguía siendo joven y tenía mucha risa aún para repartir.

Tenía la dulzura de la gente que nunca deja de ser joven.

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