Desertó un pelotero cubano. (3 de julio/09)
Otro pelotero cubano acaba de “desertar” en Holanda. Lo escuché o me lo contaron, la verdad es que ahora mismo no recuerdo como me enteré. No sé el nombre del tipo ni lo voy a buscar. No me interesan ya esos detalles, a no ser que tenga que escribir una nota sobre lo que ocurrió como parte de mi trabajo. Pero como no es así, me da lo mismo como se llame el tipo. Todas estas “deserciones” de peloteros o boxeadores cubanos vienen siendo lo mismo.
Pero si me alegro que el muchacho (creo que escuché que tiene 20 años) haya mandado al carajo al régimen castrista y a ese sistema absurdo que impera en Cuba desde hace más de medio siglo. Que sea libre este muchacho. Que por el resto de sus días pueda hacer lo que de de su reverenda gana. Y si es talentoso en el béisbol, que haga toda la plata del mundo y que la invierta bien o la malbarate o la regale. Su talento es suyo. No es de la Revolución ni de los viejos cagalitrosos esos que creen que son dueños de Cuba y todos sus habitantes.
Con el paso de los años, yo me vuelvo más individualista. Cada vez más detesto todas esas ideologías y sistemas de gobierno que pretenden convertir a la gente en parte de un rebaño, en autómatas. El ser humano debe ser lo más libre posible. Debe permitírsele buscar y vivir su propia definición de la libertad, siempre y cuando al hacerlo no joda mucho a los demás.
Yo me he pasado la vida leyendo y estudiando filosofía, historia, política y religión. Además de eso, he conversado con mucha gente inteligente y he viajado un montón. ¿Y saben qué? He llegado a la conclusión de que no hace falta buscar tanto, leer tanto, escuchar tanto, viajar tanto. La verdad está dentro de cada uno de nosotros, como dijo Krishnamurti.
La mía, en parte, es esta: No quiero vivir bajo un gobierno que pretenda decirme lo que tengo que estudiar, donde tengo que vivir, cuando puedo entrar y salir de mi país, que música puedo escuchar, cuanta plata puedo ganar, que puedo leer, que ropa me puedo poner, como debo cortarme el cabello, con quien puedo reunirme, y que debo de hacer con mi talento si es que tengo alguno.
Me faltaron algunas cosas, pero, esencialmente, me parece que acabo de describir el sistema que impera en Cuba y con el cual acaba de romper el joven pelotero que desertó en Holanda.
Yo no entiendo a gente supuestamente pensante que sigue defendiendo a la dictadura castrista. A estas alturas, me interesa poco discutir con esa gente. Simplemente pienso que alguien tiene que ser un idiota o un hijo de puta para defender una dictadura que lleva cincuenta años en el poder y que ha convertido a todo un país en una suerte de enorme mezcla de cárcel y favela.
¿No han visto cómo viven los cubanos? Viven hacinados en edificios a punto de derrumbarse, sin aire acondicionado, con los inodoros tupidos, sufriendo apagones no porque cayó un rayo y jodió un equipo transmisor de electricidad, sino porque le salió de los timbales a la dictadura cortar el fluido eléctrico para ahorrar energía. Viven con un sistema de transporte colectivo desastroso, aspirando solo a una bicicleta para moverse de un lado a otro. Viven sin libre acceso al Internet, sin poder leer prensa que no sea la oficialista, sin poder rebatirle las mentiras a los adulones de la dictadura que salen en la Mesa Redonda de la televisión cubana, hablando con esa palabrería rebuscada y densa.
Me alegro, carajo, que este pelotero haya desertado en Holanda. No porque que crea que eso perjudica a la dictadura castrista. Ni en lo más mínimo la va a perjudicar. Me alegro por él, aunque ni sé su nombre en este momento. Optó por ser libre. No espero ni me hace falta que hable mal del régimen ni que viaje a Miami para ser entrevistado en uno de esos programas en que las ex queridas y ex-esposas de los hijos de Fidel Castro hablan mal de la vieja bruja que está arrimada al decrépito dictador desde hace décadas. El tipo dio el salto por su propia libertad. Esa es la que más cuenta. Probablemente no ha leído ni viajado mucho y no medita largas horas sobre el significado de la vida. Pero tuvo el acierto, siendo joven de darse cuenta de que ni él ni su talento son propiedad de ningún sistema ni ningún dictador.
Que haga lo que puede hacer toda la gente joven talentosa del mundo. Que gane mucha plata. Que viva en palacetes. Que ruede tremendos carros. Que coma en tremendos restaurantes. Que se acueste con tremendas titis. Que no tenga que decirle a ningún dictador pendejo que le agradece que se pudo desarrollar como atleta y que está dispuesto a dar la vida por una falsa Revolución que ha creado miseria entre el pueblo y privilegio entre una reducida élite.
Que sea como Beckham, Rafael Nadal, Kaká, Juan Pablo Montoya y Derek Jeeter. Que aproveche el poco tiempo que tiene un super-atleta para sacar dividendos a su talento. Si llega la vejez con plata y estabilidad, como Joe DiMaggio, pues bien. Si por otro lado cae en el vicio y se gasta el dinero en drogas, putas y mala vida, pues que lástima. Pero es él quien tiene que decidir como vivir. Eso no es asunto de ningún dictador.
Que bueno que se dio cuenta este joven que no le debe nada a ese sistema de mierda que lo único que ha hecho es empobrecer y encadenar a un pueblo, digan lo que digan la sarta de farsantes hijos de puta que siguen defendiendo a la dictadura más larga en la historia del Nuevo Mundo.
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