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RICARDO BROWN

SEGUNDO CAPÍTULO: LA COSA SIGUE. ÉL JURA VENGANZA. PERO NO SABE CON QUIEN SE HA METIDO.

 

Él se siente humillado. Ella lo vapuleó en público. Lo golpeó tan duro que lo hizo caer al piso del restaurante en Ocean Drive. Le dejó un moratón en el rostro. Casi le revienta las costillas con la patada que le propinó cuando estaba en el piso. Le hizo añicos las costosas gafas oscuras que tenía puestas. Él jura venganza. Dice que esto no queda así.

Ella dice que no le teme. Ya probó que es mucho más fuerte que él. Es más joven, más rápida y  pega más duro. Aprendió a pelear en Argentina con sus hermanos y primos. Piensa que lo mejor que puede hacer él es dejarla tranquila, porque si la acosa o la molesta le va a propinar una golpiza en público en que le va a quebrar huesos y tumbar dientes. Así, a lo macho.

Pero él le dijo a un amigo mutuo que la va a hacer echar del trabajo y del país. Por cierto que él no fue a trabajar ayer, después de la bronca de la noche anterior en South Beach. No regresó a casa. Se fue a dormir al Fountainbleau, pensando que nadie lo iba a conocer allí. Se equivocó. El empleado que le alquiló la habitación es amigo de uno de los amantes de su mujer, que ya está enterada de todo y se rió mucho y se encargó de que todo el mundo en el trabajo supiera  que la argentinita lo mandó al carajo y le dio unos cuantos golpes. La esposa está contenta. Sabe que lo tiene arrinconado y que si van al divorcio lo deja como un gallo sin plumas. Bueno, como una gallina, porque últimamente así es como ha estado comportándose. Aunque claro, las gallinas ponen huevos. Y él no tiene huevos. Escribo aquí la descripción que la esposa hizo de él a una amiga que ha regado la conversación por todo Miami.

La argentinita fue al trabajo ayer como si nada. La verdad es que es una fuerza de la naturaleza. Una fiera de las pampas que vino a Miami a triunfar. Nadie se le meterá en el camino, y mucho menos un ridículo pendejo que se hizo una mala siembra de pelo y usa ropa interior de mujer que compra en el Victoria’s Secret de la Lincoln Road. Él creía que la usaría a ella  como ha usado a otras muchachas que aspiran a la fama y la plata.  Pero esta vez se encontró con la re-encarnación de Evita Perón con el “nocaut punch” de Rocky Marciano.

Nadie sabe si él regresará hoy al trabajo. Ya me enteraré. Mientras tanto, en la cadena de televisión donde trabajan ambos,  hacen apuestas sobre quien ganara esta lucha. Yo le pongo la plata a la gaucha.

 

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