Egipto. 11 de febrero/11
Cae otro tirano. Sin que haya un baño de sangre. El dictador Mubarak, vanidoso como todos los tiranos, se creía todopoderoso, se creía indispensable, se creía quizás invencible e immortal. Pero acabó huyendo.
Lo derrotó la juventud, lo derrotó la historia que cada vez anda más de prisa y es más intolerante con los tiranos que se aferran al poder.
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