Soy libre. 16 de marzo/10
No soy un santo. No soy un pensador. No soy un orientador de opinión pública. Soy un simple reportero. Nada más. Uno del montón. No lo digo por humildad falsa. Lo digo por que es así. Sin complejo lo digo. Pero a la vez siempre he creido, muy niño, que los humanos tenemos la obligación de oponernos a la injusticia y hacerlo saber.
Yo siempre me opuse al racismo institucionalizado que hubo por mucho tiempo en Estados Unidos. De niño y adolescente, me sentía solidario con los negros. Me sentía discípulo de Martin Luther King, Jr. Lloré su muerte.
De muy joven, me sentía hermano de los obreros agrícolas y el movimiento dirigido por César Chávez.
Estuve en contra del apartheid en Sudáfrica.
He estado en contra de todas las dictaduras. Las de derecha e izquierda.
Condeno la tortura, la pena capital, el querer amordazar el pensamiento.
¿Qué soy? ¿Izquierdista, derechista? Me han dicho las dos cosas, me han gritado las dos cosas como si fueran insultos, como si me estuvieran mentando la madre.
¿Qué soy? Me defino como Libre. Así con mayúscula. Soy yo. Producto de lo que he vivido, lo que he viajado, lo que he leido, lo que he escuchado. Libre.
Vivo así. Con libertad. Y sin miedo. Y al que no le guste como pienso y lo que escribo y lo que digo, le aseguro que no me molesta que esté en desacuerdo. Se lo respeto. Defiendo su derecho hasta de insultarme.
Pero no me van a callar.
Vivo sin miedo.
Mis opiniones no valen nada. Pero son mías. Y al igual que no pondría mordaza a nadie, no es posible que me silencien a mi.
Soy libre.
Vivo sin miedo.
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