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RICARDO BROWN

Otra crónica desordenada sobre el Concierto de Juánes en La Habana. 14 de agosto/09

 

Este blog ha recibido miles de “hits,” de visitas, en los últimos días. El tema del concierto de Juánes en la Plaza de la Revolución de La Habana desata pasiones.

El mundo de las comunicaciones  ha cambiado. Hay quienes se quejan del declive de la prensa tradicional. Mueren los periódicos en muchos lugares del mundo, sobre todo en Estados Unidos. La televisión y la radio enfrentan enormes desafíos como negocios viables.

Pero han surgido la Internet, el Facebook, el Twitter, los blogs. Y esto ha democratizado más la comunicación. Ahora todos podemos ser periodistas. Debe ser así.

Yo llevo mucho tiempo trabajando en el periodismo. He hecho de todo. Prensa escrita, radio, televisión. He podido viajar el mundo, he alcanzado posiciones muy importantes y hasta he ganado mucha plata.

Pero nada me ha dado más satisfacción que escribir este blog. No gano un centavo haciéndolo. Lo hago desde mi casa en los momentos que puedo encontrar. Mis días laborales son muy agitados. Soy, quizá, un workaholic. Una bestia de trabajo.

No es que tenga una necesidad económica urgente de trabajar. No sé hacer otra cosa. Es como ser adicto a la nicotina y el alcohol. Es que la vida, a los diez años, me obligó a trabajar. A esa edad repartía periódicos en Miami para ayudar en la economía de mi casa. Así me inicié en el peridoismo. Repartiendo el Miami Herald y el Miami News.  Después, con el tiempo, trabajé de adolescente y joven fregando platos, limpiando oficinas, de obrero de fábricas y hasta manejando un camión.

Mi educación formal, a la vez que trabajaba para pagarme los estudios, fue en universidades públicas. No aprendí mucho allí. Pienso que el conocimiento que tengo lo adquirí en la vida. He viajado a más de cincuenta países del mundo. Como periodista “tradicional” (ya no lo soy) cubrí guerras, desastres naturales, olimpiadas, elecciones. Cubrí de todo. Esos viajes me permitieron visitar museos, conocer gente de todo el mundo, escuchar todo tipo de música, comprar libros de poesía, novelas y ensayos de múltiples culturas y tradiciones literarias y  conocer y conversar con gente interesante y  brillante, desde estadistas hasta artesanos y chóferes de taxi. (Los artesanos y chóferes de taxi son más importantes e inteligentes que los estadistas.)

Como periodista, pude conocer a gente como el Papa Juan Pablo Segundo,  Reagan, Daniel Ortega, Carlos Fuentes y hasta Fidel Castro.

Más allá de lo que hacía de periodista, en el orden personal he conversado sobre la dignidad de los gatos con Bill Clinton, sobre las plumas Mont Blanc con Lech Walesa, sobre la música cubana con Dizzy Gillespie, sobre la oratoria con Joaquín Balaguer, sobre el Catolicismo con Corazón Aquino, sobre la pena capital con Jesse Jackson, sobre la corrupción con Octavio Paz.

Leo mucho. Aprendí a leer solo, sin que nadie me enseñara, antes de ir a la escuela. Vivo rodeado de libros. Poesía, novelas, ensayos, obras de teatro, libros de arte, de religión, de filosofía. No puedo pasar por una librería sin gastarme un dineral en libros. Soy adicto a Hemingway, Mark Twain, el Gabo, Carl Sandburg, Federico García Lorca, William Buttler Yeats, Pedro Salinas, César Vallejo, Emily Dickinson , Soren Kierkegaard y Fernando Vallejo.

Escucho mucha música, sobre todo jazz. Coltrane es mi ídolo. Thelonius Monk también.

Pero, de nuevo esto se hace largo. Se me acaba el tiempo. Me tengo que ir al trabajo. Perdonen la incoherencia, el desorden. Recuerden, es un blog. Sencillamente un blog, escrito rápidamente, sin edición. Y a lo que voy es a esto:

No soy un intelectual. No soy un pensador. Pero algo he aprendido. Algo se me pegó. Algo saqué de fregar platos en un restaurante y de haber caminado por las ruinas de Pompeya y haber leído a Faukner y haberme parado frente a Noches Estrelladas de Van Gogh mil veces y haberme dado tragos con taxistas en Cartagena y haberme montado en el “A Train” rumbo a Harlem escuchando a Duke Ellington en unos audífonos y haber conversado con José Feliciano y con Eduardo Frei.

Entre otras cosas aprendí esto:

Hay que denunciar las injusticias.

Hay que ser honesto con uno mismo.

Hay que vivir sin miedo al rechazo, al fracaso, al ridículo y hasta sin miedo a la muerte.

Es más, hay que estar en contra de la muerte.

Nos llegará a todos.

Y quizá habrá otra vida después de esta, quizá no.

Yo me aferro a la creencia de que sí la hay.

No me ofende que otros piensen distinto.

Sí me ofende, si me lastima, si me hiere, que le quiten la vida a gente joven que jamás tendrán la oportunidad de hacer el amor de la forma en que les diera la gana,  de tenner hijos y quererlos o abandonarlos o de no tener hijos, de triunfar o fracasar, de ser buenos o malos con su familia, de ser sobrios o borrachos, de amar el arte o ser indiferentes.

De Ser.

A los tres jóvenes negros cubanos que fusilaron en 2003 porque se querían ir de Cuba les negaron el derecho de SER.

Los mataron.

No hubo proceso debido. No hubo justicia. No se pudieron defender.

Los mataron en 72 horas.

Y Silvio Rodríguez firmó una carta apoyando esa monstruosidad.

Juánes cantará con Silvio en la Plaza de la Revolución, donde tantas veces han aplaudido fusilamientos de otros cubanos que tenían derecho a SER.

A vivir.

Ojala que el concierto lleve alegría a la gente que lo escuche.

Yo, en otros blogs, he sido duro con Juánes. No es que importe si yo, que no soy nadie, ataque a Juánes, que es una personalidad de fama mundial. Pero un nuevo amigo, así pienso de él, un joven colombiano que no conozco en persona, me escribió una carta brillante y cariñosa y me dijo que yo tambi´n debo cuidarme de eso de la violencia de la lengua de que habló Martin Luther King, Jr.

Carlos, tienes razón. He pensado mucho en lo que me escribiste. Les cuento que la vida también me ha enseñado a escuchar a la gente joven. Creo en la sabiduria de los viejos. Creo también en la sabiduría de los jóvenes. 

Trato de ser lo más justo posible. Pero soy imperfecto.

Debemos ser lo más justos posible, 

Y con un poco más de apego a lo me han enseñado maestros como King, Tolstoy, Thich Nhat Hahn y un brillante muchacho colombiano a quien no conozco personalmente,  voy a seguir escribiendo en este blog que es una injusticia lo que ocurrió con aquellos pobres muchachos que trataron de hacer lo que hizo Juánes, lo que hice yo, lo que ha hecho tanta gente.

Lo que hizo Carlos, el brillante muchacho colombiano que me escribió.

Venir a VIVIR en Miami.

VIVIR.

Yo, lo poco o mucho que he aprendido de la vida me ha enseñado a estar en contra de la muerte.

Me ha enseñado a estar en contra de que asesinen a gente joven como esos muchachos que quizá hubieran disfrutado de la bella música de Juánes aquí en Miami, donde querían VIVIR, o allá en Cuba, donde los MATARON.

Gracias a este nuevo mundo de las comunicaciones que me permite decir eso en este blog.

 

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