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RICARDO BROWN

VOCES XIV----HABLA AURELIANO

Espinosa no se calla. Tiene que dejar constancia de sus vastos conocimientos, de su enorme erudición,  sobre cualquier tema. Si alguien habla del tango, Espinosa enseguida hace una gráfica descripción del accidente de aviación que cobró la vida de Gardel en la que, aunque no venga el caso, menciona cual era el color preferido del Zorzal Criollo (así se refiere a Gardel) cuando compraba corbatas. Y todo esto, todo este discurso, con una voz engolada y mucha gesticulación.

Si alguien menciona que subió el precio de la gasolina, Espinosa se agita y comienza a dar alaridos sobre las Cruzadas y la importancia histórica de Saladino Primero y le echa maldiciones a Ricardo Corazón de León. Suda mucho Espinosa cuando hace estos pronunciamientos. Y escupe y le tiemblan las manos.

Esta misma mañana, yo pensé que le iba a dar una embolia a Espinosa. Alguien llegó tarde al trabajo y dijo que su demora se debió a un accidente que ocurrió en una autopista. Y Espinosa montó en cólera y comenzó a gritar que el calentamiento global es una farsa y que es mentira que existe la capa de ozono y que eso es lo mismo que decir que la capa de Superman existe porque todo el mundo sabe que eso es un invento para incautar a las masas ignorantes. Entonces comenzó a disertar sobre lo equivocado que estaba Hegel, dijo que era un alemán enojado con el mundo porque tenía una dolencia gástrica. Y de ahí saltó a una violenta diatriba contra los Beattles, a quienes vinculó con una conspiración de la Monarquía Holandesa y los Rosacruces. Yo me asusté. Espinosa, mientras gritaba con su vozarrón, daba saltos y patadas y se pegaba durísimos puñetazos en el pecho y la cabeza. Se le puso muy roja la cara  y le salía un hilo de saliva por la comisura de los labios.

No me quedó otro remedio que decirle a Espinosa que lo admiro mucho y estoy totalmente de acuerdo con él. Las otras tres personas que estaban allí no dijeron nada. Supongo que no son tan cobardes como yo.

6 de marzo de 2008

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