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RICARDO BROWN

La paz del cielo. Sábado 24 de enero/14

Es sábado por la mañana. Tengo el día libre. Leo. Escucho música. Estoy tranquilo. Me encanta la mañana de sábado, después de tanta agitación durante la semana laboral. Tocan la puerta. Al estilo antiguo. Puño contra la madera. No hay  timbre en la puerta. La perra ladra. Es enana la perra, pero tiene el ladrido de un mastín. El golpe en la puerta y el ladrido de la perra interrumpen mi paz. Mando a callar a la perra, que no me hace caso. Me levanto. Abro la puerta. Es un señor que quiere salvar mi alma. No quiere que yo vaya al infierno. Me dan ganas de mandarlo al infierno a él. Pero le digo cortésmente “no gracias, no estoy interesado.” Se va con su revista religiosa. A tocarle la puerta a los vecinos de al lado. No sé que hacen esos vecinos en una mañana de sábado. No sé si temen ir al infierno. No sé si quieren ser salvados. Solo sé que para mi la mañana de sábado viene siendo un pedacito de cielo. Me molesta que me invadan ese pedacito de cielo. ¿Será que soy un intolerante?

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