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RICARDO BROWN

En realidad no tengo filosofía, pero creo que pienso esto. Domingo 9 de marzo/14

Me preguntaba alguien que si tengo alguna filosofía de la vida. La verdad es que no sé. Pero sí he aprendido algunas cosas. Aprendí -o creo que aprendí- esto, después de tanto andar, ver y escuchar: (1.)La libertad es mía. No me la otorga ningún sistema político, ningún gobierno y definitivamente ningún líder. No es un favor que me hacen, es algo que yo he definido y he decidido ejercer. (2.) Soy tolerante de quienes piensan distinto, sobre todo con quienes conozco de una forma u otra, mientras no insulten. Tengo amigos que piensan radicalmente distinto a mi y mantengo mi afecto hacia ellos. Mientras una idea no se torne en insulto, puño o mucho menos bala, no me molesta. (3.) No me involucro en discusiones estériles, aunque no le digo a nadie que haga lo mismo. Si otras personas quieren pelear entre sí, allá ellos. Yo evito las broncas innecesarias. (4.) Además de mi definición muy individualista de lo que es la libertad, tengo opiniones, convicciones, gustos, predilecciones muy fuertes. Pero no se las impongo a nadie. No trato de convencer. No soy persuasivo. No nací para ser dictador, evangelista ni político en campaña proselitista. Creo en lo que creo y, si estoy de buen ánimo, a veces lo comparto. Si lo converso, tiene que ser en tono amable. Mi respuesta al tono áspero es que termina la conversación. Tengo calculado, más o menos, lo que me queda de vida (es menos de lo que he vivido) y he decidido que no tengo tiempo para broncas absurdas. (5.) Como todo ser humano, prefiero que piensen bien de mi, pero no es una obsesión. Desde niño se me metió en la cabeza aquello de "sticks and stones will break up my bones, but words will never hurt me." (6.) ¿Como aprendi lo que aprendí o creo que aprendí? Bueno, viviendo. Caminando por el mundo. He estado en más de 50 paises. Leyendo. Vivo rodeado de libros. Trato de leerlo todo: Poesía, novelas, filosofía, economía, historía, biografías. Ahora mismo me leo una biografía de Napoleón de Alan Forrest, un libro de economía de Paul Krugman, "End This Depression Now," un libro de Thomas Merton, "The Way of Chuang Tzu," y un libro de Charles Bukowski, "Betting on the Muse." Leo periódicos, revistas, la Enciclopedia Británica y la lista de ingredientes en las cajas de cereales. He aprendido mucho, sobre todo, conversando con gente inteligente. Tuve la oportunidad de hacerlo con Octavio Paz, Carlos Fuentes, Lech Walesa, Vaclav Havel, Reinaldo Arenas, Dizzy Gillespie, Celia Cruz. ¡Uf, con un montón de gente famosa! Y con gente no tan famosa, pero brillante. Taxistas de Cartagena de Indias, meseras en Sevilla, barberos en Londres, cocineras en Manila, músicos en San Juan. Aprendí mucho metiéndome en museos. Donde quiera que hay un museo, lo mismo en Tegucigalpa o París, allí me meto. Hago lo mismo con el teatro. Pero ese soy yo. No me creo la gran cosa. Soy dueño solo de mi propia verdad que está hecha de lo que he visto, lo que he sentido, lo que he aprendido. A nadie se la vendo ni se la impongo. Y a la vez, estoy dispuesto a escuchar, dentro de las reglas de la amabilidad. Pero no me alcen la voz, que ahí termina la discusión. Cada cual con lo suyo, cada cual con su camino. Pienso que, con lo que he recorrido, con lo poco que me queda en tiempo (hoy tuvimos que adelantar el reloj en el Este de Estados Unidos, perdí otra hora) no tengo espacio para las broncas. Prefiero escuchar música, la que sea, lo mismo un guaguancó, que a Brahms, aunque prefiero definitivamente a John Coltrane.

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