Dulce ironía. ¿O será que es una amarga ironía?
Que ironía, ¿no?
La familia esa -saben quien, la gente que lleva más de medio siglo en el poder en Cuba- acabó con la industria azucarera de la isla.
Y ahora envía armas escondidas bajo sacos de azúcar a la otra familia maldita, la que está en el poder en Corea del Norte desde hace décadas.
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