En un McDonald's. 13 de julio/11.
Hace unos días estuve en un McDonald’s en un bello pueblo en Connecticut. He estado allí varias veces. Cuando he ido, solo he tomado café por la mañana, porque la verdad es que a mi no me gusta para nada la comida del Mc Donald’s. Pero sí me gusta el café. Así que, cuando visito este pueblo en Connecticut, a veces me compro el New York Times y el Wall Street Journal por la mañana y me voy al Mc Donald’s a tomarme un café.
En este Mc Donald’s trabajan varias mujeres ecuatorianas. Son obviamente de origen indígena. No sé a que etnía pertenecen porque no les he preguntado. En Ecuador hay muchas etnías. Es parte del encanto de ese país, que para mi es maravilloso. Estas mujeres son de baja estatura, con pelo muy negro, de hablar suave y con cierta elegancia en la manera en que se mueven. Me caen bien las empleadas ecuatorianas del Mc Donald’s de este pueblo de Connecticut.
Y me llama mucho la atención que los americanos, los anglos, los gringos, como quiera llamárseles, que van a este Mc Donald’s parece que comparten mi opinión sobre estas mujeres ecuatorianas. Hay un trato muy amable, cariñoso si se quiere, entre las empleadas ecuatorianas del Mc Donald’s y los gringos que van allí a comer.
Por cierto, estas mujeres ecuatorianas han aprendido a hablar inglés, aunque algunas de ellas no llevan mucho tiempo en este país.
Yo me siento bien cuando voy a ese Mc Donald’s de Connecticut. La comida es terrible, como en todos los McDonald’s del mundo, pero el café es bueno y el lugar es muy límpio. Y me da cierta satisfacción que los gringos, casi todos blancos, y las mujeres indígenas ecuatorianas se lleven bien.
El otro día cuando estuve allí pensé, o soñé, que me encantaría que algunas de esas mujeres indígenas ecuatorianas, que han aprendido inglés en un dos por tres, puedan estudiar y hacerse abogadas o médicos o llegar a ser dueñas de una cadena de restaurantes McDonald’s.
Pensé también que para mi hay lugares mágicos en el mundo. Uno de ellos es Ecuador. Otro es Connecticut. Y como ese restaurante Mc Donald’s está en un lugar especialmente bello de Connecticut y allí trabajan estas mujeres ecuatorianas, pues ese lugar es extraordinariamente mágico para mi.
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