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RICARDO BROWN

Que chévere lo del Super Bowl. (5 de febrero/10)

Estoy muy entusiasmado. Acabo de ver un reportaje en un canal de la televisión en inglés sobre el Super Bowl, el magno evento deportivo de Estados Unidos. El Super Bowl  se va a jugar aquí en Miami este año. Y este reportero americano que vi en televisión, muy entusiasmado él también, cuenta que todo el Sur de la Florida está de fiesta. Por ejemplo, dijo que esta misma noche van a tener un concierto en South Beach y van a cantar Nelly Furtado, Paulina Rubio y Gloria Estefan.

Que pena que la señora que me levantó un dedo y me gritó “Fucking asshole!” desde otro carro en la autopista Palmetto no está contagiada de ese entusiasmo. Y, caramba, el señor en la oficina de correos a quien le abrí la puerta y lo dejé pasar antes que yo, tampoco parece estar contento porque todos los ojos del mundo están puestos en Miami por lo del Super Bowl. No me dio las gracias. Estaba muy ocupado el señor hablando en su teléfono celular y creo que la conversación  no era sobre el Super Bowl porque le gritó a la persona del otro lado de la línea, “Vieja hija de puta, te dije que no cogieras ese dinero!’’

¿Qué pasa con alguna gente en Miami que no se deja llevar por la fiebre de carnaval que el Superbowl provoca? El reportero del canal en inglés dijo que todos estamos contentos por el Super Bowl. A mi la verdad es que hasta el momento en que vi el reportaje me importaba un carajo el Super Bowl. Pero el reportaje me inspiró. Yo me llevó mucho por lo que veo en la televisión americana. El reportaje me llenó de alegría y comencé a bailar, a cantar viejas melodias de Frank Sinatra  a toda voz  y a dar vueltas de carnero. Que pena que mi vecina de al lado tampoco está entusiasmada por lo del Super Bowl. Llamó a la policía.

Afortunadamente, los tres policías que vinieron a mi casa sí estan contentos por que el Super Bowl se va a jugar en Miami. No me arrestaron. Simplemente me dijeron que no hiciera tanto ruido, aunque me advirtieron que si tenían que regresar a mi casa me llevarían a la sala siquiátrica del Hospital Jackson, ya que no es normal que una persona de mi edad se ponga píjamas con dibujos de Minnie Mouse y tenga un tatuaje de una ardilla con gafas de sol. Pero, bueno. No caí preso.

Después le pregunté a mi vecina porque se había enojado tanto conmigo. Me dijo que es que no le gustó para nada mi interpretación de “My Way,” ya que estaba desentonado y me equivoqué con la letra.

Oh, well.

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