Diana y Yayo. (27 de enero/10)
Diana es brillante. Muy buena en su profesión. Lamentablemente perdió el trabajo porque la empresa que la empleaba está a punto de irse a pique. Así anda la economía, ¿no? Hay mucha gente capaz desempleada por razones fuera de su control.
Diana llamó a Yayo que tiene una posición de influencia en una compañía en el giro de Diana. Llamó una vez. Dos veces. Tres. Doce. Yayo no le salió al teléfono. No contestó los mensajes de Diana, que no comprende porque una persona a quien ella había ayudado muchas veces no quiera hablarle. Diana solo quería pedirle un teléfono. No le iba a pedir trabajo. Pero ella cree que Yayo no le contestó porque temía eso, que le iba a pedir empleo.
Yo conozco a Diana y a Yayo.
Ya lo dije. Diana es brillante.
Yayo es un mediocre en su profesión y como persona. Es bruto, mal educado, habla mal el inglés y el español lo habla peor. Pero quizás eso se pueda perdonar. Yo siempre se lo perdoné. Lo que no le perdono ahora es que es un mal agradecido con Diana.
Inevitablemente me voy a encontrar con Yayo. Y le voy a decir todo esto y más. Yo creo que hay que avisar algunas guerras para que el adversario esté en igualdad de condiciones. Uno no quiere abusar de gente que tartamudea y tiembla cuando le dicen una verdad desagradable. Yo he visto a Yayo hacer eso muchas veces. Tartamudear y temblar. Y no es algo agradable.
Diana y Yayo leen esto.
Quizás Diana se enojará conmigo por lo que he escrito.
Yayo tartamudeará y temblará. No es que me tenga miedo. Yayo sabe que yo mato una mosca desde que era niño. Pero es que a Yayo no le gusta que le recuerden que es un reptil. Yo se lo recuerdo aquí. Y cuando lo vea , muy pronto, se lo volveré a recordar. Ojalá que ya que está avisado, no tiemble ni tartamudee entonces. Es desagradable verlo así.
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