A Ghetto Lullaby. 8 de diciembre/09
Corría el 1977. Yo era bastante americano entonces. Hablaba más inglés que español. Trabajaba de reportero en una estación de televisión en ingles en Hartford, Connecticut.
Había dos estupendas productoras en la estación que, además de colegas, eran amigas. Beth Rawles era afroamericana. Diana Alverio era puertorriqueña. En aquellos tiempos la calidad de la televisión local en este país era muy buena y sobre todo en Nueva Inglaterra. Se buscaba la excelencia.
Una de las responsabilidades de Beth y Diana en la estación era producir documentales. Hacían un trabajo verdaderamente extraordinario. A mi me toco trabajar con ellas en algunos de esos documentales. Aprendí mucho de Beth y Diana, que, por cierto eran muy jóvenes en aquel tiempo. Todos éramos jóvenes. Esa es una de las razones, quizás, por las cuales cada vez más atesoro mis recuerdos de aquella etapa de mi vida. Yo sentía –siento- una enorme admiración y respeto por Beth y Diana. Con ellas me tocó ganar varios importantes premios de documentales.
Uno de esos documentales tuvo que ver con uno de mis músicos de jazz favoritos, el saxofonista Jackie McLean, quien, junto a su esposa, se había mudado a Hartford. Jackie estaba enseñando en la prestigiosa Hartt School of Music, un conservatorio que es parte de la Universidad de Hartford. Allí, por cierto, estudió hace muchos años el afamado compositor y guitarrista cubano Leo Brouwer. La esposa de Jackie, Dollie, que era actriz, era la jefe del Consejo de Artes y Cultura del gobierno estatal. Creo que se llamaba así aquella dependencia pública. La verdad es que no importa
Lo que sí importa para mi es que llegue a conocer a Jackie y Dollie, que eran gente extraordinaria.
El documental quedó bien, gracias a la producción y supervisión de Beth y Diana. No sé que se ha hecho del mismo. Quizás esté en los archivos de aquella estación de televisión. Tal vez Beth o Diana guardaron una copia. Yo nunca he guardado nada de lo que he hecho en televisión. Soy así.
Pero a lo que voy, es que siempre había sido amante de la música de Jackie McLean. Y después conocerlo en persona aún más. Tengo muy gratos recuerdos de las veces que visité a Dollie y Jackie en la maravillosa casa que tenían junto al Elizabeth Park de Hartford. Eran geniales.
En una de esas visitas, Jackie me regaló un album de su música con una de sus mejores interpretaciones. El album se llama “A Ghetto Lullaby,” y lo grabó en vivo en un club de jazz Copehagen en 1973, junto a tres excelentes músicos, incluyendo al pianista Kenny Drew. Uno de los temas, “Where Is Love?,” es uno de mis temas predilectos.
Hace varias años, le presté el album a un amigo amante del Jazz. Nunca me lo devolvió. Mi amigo vive ahora en España. Yo lo he perdonado por no haberme devuelto el album.
Pero no me perdono a mi mismo por no haber mantenido el contacto con gente como Beth, Diana, Jackie y Dolly. El largo y agitado viaje de la vida a veces nos separa de gente cuya compañía era importante.
Después de que me separara de aquel album de Jackie McLean que le presté a mi amigo que se fue para España, por mucho tiempo busqué otro copia del album “A Ghetto Lullaby.” No lo encontraba por ninguna parte. Hasta ahora. Esta mañana, hace poco rato, recibí por correo un CD de “A Ghetto Lullaby,” que es parte del inventario de una casa musical de Dinamarca. Maravillas de la Internet.
En estos momentos escucho “Where Is Love?” Y recuerdo a Jackie y Dollie McLean y a Beth y Diana. Recuerdo también a Carlos, mi amigo que se quedó con el album original. Lo perdono porque es olvidadizo y amante del jazz como yo, además de ser un tipo fuera de serie.
Escucho la música y pienso en los amigos. En la gente que he podido conocer. En las cosas buenas que me ha tocado vivir. Me siento afortunado.
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