Mis amigos que fueron a la guerra. Y los políticos y otros que hablan de guerra pero que le huyeron cuando les tocó a ellos. 29 de octubre/09
De muy joven, cumplí dos años de servicio militar. Eran los tiempos de la Guerra de Vietnam. Hice entrenamiento de infantería y estaba en una especialidad militar que practicamente garantizaba que me enviarían al frente de batalla. Pero tuve suerte. Cumplí mi servicio militar activo en bases en Estados Unidos, a miles de millas de donde sonaba la metralla. Quizás eso me creó algún tipo de remordimiento. Muchos de mis amigos de entonces y amigos que conocí después no tuvieron la misma suerte.
A Bob lo mataron en combate pocos días después de llegar a Vietnam. Recuerdo su entierro en Massachussetts. Un Irish Wake en que sus amigos y familiares se pasaron la noche bebiendo y celebrando la vida del muerto. Se supone que un velatorio irlandés debe tener una buena dosis de humor. Pero, con disculpas a James Joyce, yo me sentí muy triste aquella larga noche. Y siento tristeza cada vez que pienso en Bob y en su viuda y su niñito. Siento eso ahora, que escribo estas líneas.
John fue a Vietnam y regresó vivo. Pero cuando volvió de la guerra no era el mismo tipo tan alegre y despreocupado que yo despedí el día que marchó a Vietnam. Le he perdido el rastro a John. La vida es así. A veces algunos de nuestros mejores amigos, los inseparables cómplices de mil parrandas se nos pierden en el tiempo. En el caso de John, nunca lo olvidaré. Nunca olvidaré que cada vez que me daba un trago en Boston, cada vez que salía con una chica, pensaba que John estaba en la jungla en Vietnam.
Russell también fue a la guerra y regresó. Una de sus primas fue novia mía por dos semanas. Los noviazgos eran breves en aquellos tiempos. Al menos los míos. Hace años que no sé de Russell y de su familia, que llegó a ser como familia mía. Sus padres, Floyd y Helen decían que yo era su tercer hijo, el hijo cubano. Fue Russell quien me hizo conocer la música de Mississippi John Hurt, Lighnin’ Hopkins, the Reverend Gary Davis y todos esos genios del auténtico Blues. ¿Qué se habrá hecho de Russell? ¿Y de su prima, que en aquellas dos semanas adoré? ¿Estarán Facebook?
En Facebook, en mi lista de amigos esta Tom. Que personaje. Un auténtico personaje de película . Fue amigo de la infancia en mis primeros años en este país. Tres veces lo hirieron en Vietnam. Un tipo de una valentía descomunal. Despues fue jefe de policia. Se ha casado no se cuantas veces. En aquellos años en que éramos practicamente niños Tom era uno de los tipos más populares de la escuela. Todas las niñas que no me hacían caso a mi estaban enamoradas de Tom. No supe de él por años. Hoy volvemos a ser amigos, aunque en la distancia.
Y Guido. Mi querido Guido que también era un rompecorazones en la Escuela Riverside y después en la Ada Merritt. Guido también fue a Vietnam y afortunadamente regresó. Yo siempre pensé en Guido como un hermano más. Así pienso en él, aunque vive lejos y hace un rato que no lo veo. Agradezco a Dios que Guido regresó de Vietnam.
Juan, mi amigo de aquellos tiempos y de siempre, fue piloto en Vietnam. Juan tiene mil cuentos de la guerra. Pero no los hace. Prefiere hacer los mil cuentos sobre su vida como piloto después de la guerra. Fue piloto de Paul Mc Cartney, de los Rolling Stones, de un montón de gente famosa. Que clase de tipazo, Juan.
A Papo lo conocí después en Hartford. Trabajamos juntos en SIN y Univisión. Es un director de televisión de primera. Con una vida muy interesante y fructífera y sus mil cuentos también, como cuando fue director de Oprah Winfrey en Baltimore. Papo habla poco de la guerra de Vietnam. Pero allí estuvo. En la línea de fuego. Exponiendo su vida.
He estado pensando en todos estos amigos en estos días en que aumenta la cifra de muertos estadounidenses en Afghanistán. La guerra es una mierda. A mi por un milagro, o porque Dios escuchó las oraciones de mi madre y mis hermanos, no me tocó ir a la guerra cuando estuve en el servicio militar. Pero después, como reportero, cubrí muchas guerras en muchos lugares del mundo. Odio la guerra. No es que sea un pacifista. Sé que la guerra ha sido una constante de la historia y que ha habido guerras necesarias. Pero odio la guerra.
He estado pensando en esto durante todos estos días. He estado pensando en como en este país se habla de guerra, pero quienes aportan el sacrificio son pocos. Los jóvenes militares. Sus familias. Pienso en como hay gente que habla de la guerra a la ligera. Gente que jamás ha vestido un uniforme militar. Gente que jamás ha tenido que enfrentar la metralla y que aboga por guerra y más guerra siempre y cuando sean otros y los hijos y las hijas de otros quienes arriesguen el pellejo. Gente que pide guerra pero que no quiere que le aumenten los impuestos para costear la guerra.
Pienso en los políticos de mi generación que se zafaron el cuerpo y de una forma u otra evadieron el servicio militar obligatorio para no ir a Vietnam. Que ni siquiera vistieron un uniforme. Y ahora son guerreros.
A veces –ya lo dije- me da remordimiento de que a mi me tocó la suerte de no haber ido a la guerra a pesar de haber sido un militar en activo. A veces pienso que fui un cobarde por no haber ido de voluntario. Una vez se lo dije a mi hermano Carlos. Me dijo que lo honorable, lo valiente era no pedir que me mandaran al frente de combate porque eso destruiría a nuestra madre. No sé si me calmó o me convenció o simplemente me dio un pretexto. Lo cierto es que nunca pedí ir al frente de combate. A veces pienso que no fui porque tenía más miedo de tener que matar yo a que me mataran a mi.
Pero mis amigos no tuvieron esa suerte. Pienso en ellos en estos días. En Bob y otros que no regresaron de Vietnam.. Y en los que pudieron volver. Tremendos tipos. Valientes, decentes, inteligentes, honorables.
Hubo atrocidades de ambas partes en la Guerra de Vietnam. Es verdad. Así son las guerras. Una mierda. Le sacan lo peor al ser humano. Pero a veces le sacan lo mejor.
Es terrible la guerra. Es terrible esta guerra en Afganistán. Y una de las cosas más terribles para mi es tener que escuchar a gente cobarde hablar de guerra cuando ellos eludieron el servicio militar obligatorio durante la Guerra de Vietnam. Hubo un tiempo en que casi se le exigía a los políticos de este país haber servido en las fuerzas armadas. John F. Kennedy y George Bush (el padre), de familias millonarias, usaron la influencia de sus padres para que los enviaran a los frente de combate en la Segunda Guerra Mundial. A Kennedy le hundieron el PT Boat que capitaneaba. Bush se tuvo que lanzar al mar desde su avión.
Pero estos son otros tiempos. Hoy la guerra es cosa de unos pocos que van a pelear y morir. Hoy muchos de los políticos que hablan de guerra son gente que le huyó a la guerra cuando les tocó a ellos y que no quieren que sus hijos tengan que ir a donde suena la metralla. Creen que deben ser los hijos de otros los que tengan que ir a matar y morir. Yo pienso que eso es injusto. No le hago caso a esa gente que habla de guerra y eludió el servicio militar cuando era obligatorio en este país. Pienso que si estamos hablando de que es necesaria una guerra, pues que todos tengamos que aportar una cuota de sacrificio. Las guerras, si de verdad son inevitables y necesarias, deben ser libradas por la nación entera. Detesto a los terroristas de Al Qaeda y el Talibán. Pero pienso también que mucha de la gente que habla de guerra es una mierda. Tan mierda como la guerra misma.
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