Blogia
RICARDO BROWN

REFLEXIONES DE DOMINGO. DE CUBA Y MIAMI. 13 de septiembre/09

 

CUBA

Juan Almeida, que acaba de morir en Cuba, es uno de los pocos negros cubanos que ha tenido prominencia política en esa isla en los últimos cincuenta años. Y era, más que todo, una figura decorativa. El régimen de La Habana es, esencialmente, un gobierno de ancianos blancos. El único negro, fuera de Almeida, que tiene alguna prominencia es Esteban Lazo, uno de los no sé cuantos vicepresidentes que tiene el régimen. Casi todas las demás figuras importantes del régimen son hombres viejos blancos. Ricardo Alarcón, Machado Ventura, Casas Regueiro, Balaguer, y, por supuesto, los ,mandamases, Fidel y Raúl.

En Estados Unidos por muchos años se criticó mucho el sistema político porque estaba controlado por “angry old white men.” Viejos iracundos blancos. Pero hoy día hay un presidente afro americano y la Presidenta de la Cámara de Representantes es una mujer, como lo es la Secretaria de Estado. En todo el país hay negros y mujeres en posiciones políticas clave. Desde alcaldías hasta gobernaciones. Pero en Cuba, siguen mandando los ancianos blancos e iracundos. Angry old white men.

MIAMI

Según una encuesta publicada hoy, la popularidad del Alcalde Carlos Alvárez está por el piso y hasta es posible que tenga éxito el movimiento para sacarlo del poder mediante un referendo revocatorio. Que diferencia a cuando Alvárez llegó a la Alcaldía. Parecía entonces que tenía un brillante futuro político por delante. Era el policía incorruptible y audaz, el Clint Eastwood tropical que venía a rescatarnos en Miami Dade. Se hablaba de que quizá llegaría a ser gobernador de la Florida o senador federal. Ahora nadie da dos kilos (centavos en el argot cubano) por el futuro político de Alvárez.

Alvárez resultó ser prepotente y antipático. En medio de la peor crisis financiera en la historia del gobierno condal decidió recompensar a sus canchanchanes, a sus principales ayudantes, con aumentos salariales descomunales y por supuesto inmerecidos. Recomendó recortes drásticos de programas esenciales, pidió que los empleados públicos del Condado se rebajen el sueldo por cinco por ciento y abogó por despedir a mil 700 trabajadores del Condado. Encima de todo eso, recomendó un aumento a los impuestos a la propiedad. Y tuvo la gandinga (más argot cubano aquí) de aumentarle el sueldo al puñadito de cargamaletas y güatacones (perdonen el “cubaneo,” pero es que estoy en una etapa de orgullo nacionalista, quizá por el odio que hay contra mi gente) que llevó a la Alcaldía. Entonces, cuando le preguntaron, se puso bravo y se inventó todo tipo de excusas que nadie se traga de porqué dio esos aumentos a sus amigotes.

La verdad es esta. Toda esa gente a quien Alvárez dio aumentos jamás soñó con ganar ese tipo de plata. Y es un cuento que nadie se come lo que dice el Alcalde Alvárez de que si no se les aumentaba el sueldo se iban a trabajar a otro lado. ¿Adonde? La calle está durísima para gente super calificada con diplomas de las mejores universidades del país y experiencia de sobra. Gente brillante, con impresionantes credenciales académicas e historiales de trabajo se la está zapateando sin encontrar empleo. Y  Alvárez quiere decirnos que a sus privilegiados asistentes a quien nadie les conoce títulos de Yale o Harvard ni ninguna previa experiencia laboral notable que no sea ser güatacones y cargamaletas del Alcalde había que aumentarles hasta 60 por ciento del sueldo porque si no se iban del trabajo. Bullshit. ¿Quién les había ofrecido esos trabajos? ¿Obama? Que no fastidien porque en la Casa Blanca los sueldos son inferiores a lo que ya ganaban los amigotes del Alcalde Alvárez antes de los aumentos.

Hace años, cuando llegó a la Alcaldía del Condado, mucha gente esperaba maravillas de Carlos Alvárez. Que pena que resultó ser un político mediocre más. Y además de eso, bien pesado. Un bofe.

 

 

0 comentarios