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RICARDO BROWN

DEL INFIERNO AL PARAISO

 

UN VIAJE A TRAVÉS DEL INFIERNO

Por razones de trabajo, he tenido que viajar de Miami a Ecuador tres veces en los últimos dos meses. En las tres ocasiones, el vuelo de la American Airlines se ha demorado. Tres horas de demora en un vuelo a Guayaquil. Cuatro horas de atraso en un vuelo a Quito. Cinco horas de tardanza en el vuelo que tome de Miami a Guayaquil el pasado jueves.

¿Es pura causalidad que a mi me tocaron esos vuelos tan demorados? ¿Será que tengo mala suerte? Lo dudo.

Pienso que la American Airlines le falta el respeto a todos sus clientes. Pero que en especial es irrespetuosa con los ecuatorianos que viven en Estados Unidos y que viajan a su país de visita. Irrespetuosa también con personas como yo que tienen que viajar a Ecuador por razones de trabajo o negocios o que van de turismo a ese bellísimo país.

¡Demoras de tres, cuatro, y cinco horas en la salida del Aeropuerto de Miami, que de por sí es uno de los peores del mundo! La American Airlines es un desastre.

Y ya que estoy en el tema, ¿qué decir del Aeropuerto de Miami? Estar de espera por un vuelo en el Aeropuerto de Miami es como ir de visita al infierno. Hay muy pocos restaurantes y la comida es bastante mala y cara. Las tiendas de “Duty Free” son una porquería. El estacionamiento es limitado. La gente que habla por los altoparlantes lo hace a gritos. No conozco un solo aeropuerto en el mundo –y conozco muchos- donde griten tanto por los altoparlantes. Es un escándalo incesante. Hay pocos lugares donde sentarse. Mucha gente se tiene que sentar en el piso en espera de sus vuelos, que casi siempre están demorados. Cambian las puertas de salida caprichosamente y hay que caminar kilómetros, a toda prisa por aquel caos para abordar el avión.

Y si el pasajero está llegando de otro lugar, lo que le espera es una tortura. Al arribar el avión, hay que caminar largas distancias para ir a Aduanas o a recoger las maletas. La entrega de las maletas se demora una eternidad. Si el pasajero tiene que usar un taxi, que se prepare. Muchos de los taxistas son amables, pero hay una buena cuota de amargados, mal educados. Y muchos de los vehículos que manejan deberían haber sido sacados de circulación hace años.

Ah, y se me olvidaba. Cobran por el servicio de Internet en el Aeropuerto de Miami. No es suficiente cobrar caro por comida mediocre. No les basta con hacer a miles de pasajeros, muchos con niños pequeños, muchos de ellos ancianos, sentarse en el piso y caminar largas distancias a las puertas de salida. No se complacen con reventarles los oídos a los pasajeros con la gritería de los salvajes que tienen detrás de los altoparlantes. ¡No! Cobran también por el servicio de Internet.

A mi no me queda otro remedio que usar el Aeropuerto de Miami de vez en cuando. Pero quiero dejar constancia de los horrores que tengo que pasar cada vez que me toca viajar a través de ese caótico lugar donde prevalece la mala educación y la falta de respeto a los pasajeros.

GUAYAQUIL Y QUITO—

Por otro lado, quiero también dejar constancia de lo bien que se pasa en Ecuador. He estado allí muchísimas veces. Y siempre me quedo maravillado con la belleza del paisaje y de la riqueza arquitectónica de las ciudades. Pero más que todo, me encanta la elegancia, la amabilidad, los buenos modales y el calor humano de la gente ecuatoriana. Que bueno que todavía existen lugares en el mundo donde la gente da los buenos días, y dice “gracias,” y sonríe.

Viajar desde el Aeropuerto de Miami hacía Ecuador es como atravesar el Infierno para llegar al Paraíso.

7 de julio de 2008

 

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