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RICARDO BROWN

Quiero ser un puercoespín en una tienda de globos inflados.(15 de mayo/09)

 

En estos últimos días se ha disparado el tráfico en este blog. Son cada vez más las personas que lo leen. No digo esto por alarde. Es que es así. Mucha gente llega acá porque hace una búsqueda en Google sobre el Padre Alberto, sale lo que he escrito sobre el célebre revolcón en la arena, las fotos de paparazzi,  y las entrevistas que le han hecho posteriormente al amigo sacerdote y ¡pun! Se meten en mi blog. Otros llegan a través de Facebook. Otros vienen porque el Google search que hacen es sobre la televisión en español y aparece lo que escribo sobre esos dos templos de cultura, trincheras en la defensa de los desválidos, y faros de orientación y sabiduria que son Telemundo y Univisión (Not).

Yo no pretendo nada con este blog. Lo escribo como ejercicio mental.  Me divierto haciéndolo. Pero alguna gente, sobre todo algunos amigos y amigas, me escriben y me dicen “no te castigues tanto, no te eches tanta tierra encima, no sigas diciendo que eres un amargado.” Yo aprecio mucho a todos esas amistades que se preocupan tanto por mi autoestima. Pero les aseguro que es bastante saludable. Quizá hasta raya en la arrogancia. (Ooops, there I go again!)

A mi siempre me ha encantado la ironía. Y me ha encantado burlarme de mi mismo, quizá para poder burlarme del mundo. Es una cosa muy inglesa, muy gringa, mía. En inglés le dicen “self deprecation.”

Agradezco a todos quienes me leen. Esto comenzó como un ejercicio muy solitario. Fue sugerencia de un buen amigo, José Carvajal, que hasta un día agarró todo lo que escribía acá y me publicó un libro. José y muchos de mis amigos dicen que es un buen libro. Yo no sé cuan bueno sea, pero me cuentan que se rieron mucho y eso me satisface. Por cierto, si quieren comprar “Escrito en Shenandoah”  (así se llama el libro) lo pueden adquir en el sitio de Internet de Isla Books. Es uno de los enlaces de este blog. Lo encontrarán a la derecha de la pantalla.
Pero, antes de seguir desviándome, les cuento que me siento contento de estar acompañado de ustedes. Me dan aliento para seguir con el blog. Y cada día voy a escribir más sobre toda esa gente pomposa que se toma tan en serio en la televisión en español. Y voy a hablar mal de los políticos. Y me voy a burlar de las instituciones.

Yo siempre quise ser un puercoespín en una tienda de globos. Me encanta pinchar los globos inflados que nos han impuesto a los hispanos de este país como modelos para emular.

Pero, por el amor de Dios, amigos y, sobre todo amigas, no me digan más que no me castigue.

Lo hago de relajo. Como casi todo lo que he hecho en mi vida. El relajo tiene su rigor.

 

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