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RICARDO BROWN

Respondo a un amigo. 7:00 PM, lunes 20 de febrero/12

Me pregunta alguién:

¿A que te refieres cuando hablas de que se abordaba el tema de Cuba de una manera vulgar y frívola en la televisión local en español de Miami.

Respondo:

El tema de Cuba es serio. Debe ser serio. Tiene que ser serio. No es para presentar sainetes y hacerlos pasar por periodismo. Me molesta que nos presenten como caricaturas.

Hay programas en que se ha abordado el tema con seriedad. En otros, no.

Yo viví muy poco tiempo en Cuba. Pero lo que recuerdo de mis escuelas, lo que recuerdo de la gente adulta en mi entorno, lo que aprendí de los cubanos con quienes he convivido en Estados Unidos,  es que hay  rigor y  solidez en nuestra gente.

Somos un pueblo de rumba y güagüancó, es verdad. Pero aún en eso hay mucho rigor. Nuestra música, que es quizás nuestra máxima expresión cultural, es de altura. Toda nuestra música.

Lecuona fue grande. Pero Miguelito Cuní y el Beny no fueron cualquier cosa. 

Y somos también el pueblo del padre Varela, de Martí, de Heredia, de Lezama Lima, de  Carlos Finlay, de Mañach, de Lydia Cabrera, de Capablanca, de Miñoso, de Agramonte, de Amelia Peláez, de Fonst, el primer latinoamericano en ganar una medalla de oro olímpica.

Yo, allá en el frío norte de mi adolescencia y juventud, me adentraba en nuestra historia, en nuestra literatura, en nuestra pintura, en nuestra música.

Busqué y encontré siempre todas las razones para sentirme orgulloso de haber nacido en Cuba.

Por eso me ofende que haya quien, por buscar sintonía, proyecte una falsa imagen de lo que somos.

Cuidado, señores y señoras, que somos muchos quienes nos cansamos de que cojan para el relajo nuestras tragedias.

Más respeto.


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