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RICARDO BROWN

New York. 11 de julio/10

Estuve unos días en Nueva York. Me hacía falta un descanso. Y yo descanso en Nueva York, caminando por las calles, viendo la gente, sobre todo las mujeres.

“I’m a girl watcher.” Así se llamaba una canción muy popular hace mil años. Y eso soy yo. “I’m a girl watcher.” En Nueva York hay todo tipo de mujeres bellas caminando por las calles. Rubias, trigueñas, blancas, negras, asiáticas, mezclas de todos esos tipos. Mujeres con cuerpos bellos y rostros hermosos que tienen el andar de fieras. Que picúo soy, ¿no? Bellas mujeres que andan como fieras en la jungla de asfalto. Vi millones, bueno quizás miles, de bellas mujeres caminando por las calles de Nueva York. Que lindo el verano en Nueva York. Que verde el Central Park.

Fuí al Moma. Me detuve frente a Starry Nights de Van Gogh, frente a La Jungla de Lam. Le di las gracias a Vincent y a Wifredo. Fui al Metropolitan, donde tienen montada una espectácular exposición de Picasso. Que grande Picasso. Que extensa su obra. Vivió mucho. Pero, así y todo, ¿de donde sacó el tiempo para crear tanto?

Cené en La Caridad de la Broadway y la 78. Es mi restaurante chino cubano favorito desde hace mas de 30 años. Me comí un arroz con chorizo. En Miami uno no escuentra ese plato en ningún lugar. Allí en La Caridad de la 78 lo hacen con sabor a maná del cielo. Así debe saber el maná. A arroz con chorizo de La Caridad. Por algo Seinfeld menciona a La Caridad en un par de sus episodios. Seinfeld sabe lo que es comer buena comida cubana.

Caminé por el Village. Recordé mi adolescencia. Recordé cuando escuchaba en vivo a Bob Dylan, a Joan Baez, a Mimi y Richard Fariñas y a Richie Havens.

Me di un par de tragos en un Irish Pub. Caminé frente al Plaza. Recordé la vez que hablé con Lauren Bacall frente al Plaza y la vez que dentro del hotel  me monté en un ascensor con Ginger Rogers, que ya estaba muy viejita.

Ah, Nueva York. Adoro a Nueva York. Me quedaron muchas cosas que hacer. No fui a Harlem a comer al Sylvia’s ni al Apollo. No fui a parame frente al Dakota ni al Strawberry Fields en el Central Park. No fui al barrio chino que lentamente se sigue comiendo a la Pequeña Italia en el Bajo Manhattan. No fui al nuevo Yankee Stadium ni al Shea. No fui al Whitney a deleitarme con El Circo de Alexander Calder.

Me quedó mucho por hacer en Nueva York. Tengo que regresar. Mi hermana dice que estoy loco porque quiero vivir los últimos días de mi vida en Nueva York. Y tiene razón. Estoy loco. Por eso me siento bien en Nueva York. Por eso amo a Nueva York Por eso me siento amado en Nueva York.

 

 

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