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RICARDO BROWN

Hay gente que quiere vivir en manada y que no entiende la libertad individual. 20 de agosto/09

1. Un señor me dice: “Ustedes quieren prohibir el concierto por la paz en La Habana.” Yo todavía no entiendo que se quiere decir con eso de “ustedes.” Quizá es que me crié en este país. No tiene nada de malo criarse en otro país. Pero a mi me tocó criarme en este. Y les cuento que lo que he asimilado en todo el largo tiempo que he estado aquí me ha hecho muy individualista. Aquí se valora el derecho de la persona. Soy muy gringo en eso. A los gringos nos choca eso de “you people this, you people that.” Eso de “ustedes.”

2. Soy yo. Pienso por mi. Hablo por mi. Actúo como pienso. Asumo las consecuencias de cómo actúo.

3. Me cae muy mal  todo eso que me imagino sale de Hegel y que fue copiado por Marx de que es más importante el derecho colectivo que el derecho individual. Yo no podría ser comunista ni fascista. Ni siquiera soy demócrata ni republicano. Pienso que el derecho individual debe primar. No le doy mucho pensamiento al asunto, pero probablemente estoy más cercano a John Stuart Mills y a Domingo Sarmiento que a toda esa gente que a lo largo de la historia ha querido que el estado se meta en los más mínimos detalles de la vida del individuo.

4. En cuanto a quienes quieren hacer un concierto en La Habana, no soy nadie para impedirlo. No tengo la más mínima idea de como se organiza un concierto ni como se prohíbe. No soy el subsecretario general de la Onu a cargo de conciertos. Dudo que exista ese cargo, pero quizá hay alguien que piensa que yo soy la persona que lo desempeña. Si existiera el cargo y me lo ofrecieran no lo aceptaría.

5. Pensándolo bien, quizá es que la persona que me dijo “ustedes” piensa que yo soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y que por eso se me debe decir "ustedes, " y que tengo poderes sobrenaturales que me permiten prohibir conciertos. Aclaro por este medio que no soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, ni ninguno de los tres solo,  y que no tengo poderes sobrenaturales.

6. Si tuviera poderes sobrenaturales, tampoco prohibiría el Concierto en La Habana ni ningún otro concierto. Usaría esos poderes sobrenaturales para cosas verdaderamente importantes, como por ejemplo para  que en Cuba hubiera libertad y en Colombia no hubiera guerrillas comunistas asesinas.

7. Lamentablemente, lo reitero, no tengo poderes sobrenaturales.

8. Los cantantes que organizan el Concierto en La Habana tampoco tienen poderes sobrenaturales. Que sepa yo, ninguno de ellos es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Quiere decir, pienso yo, que no es una blasfemia discrepar de ellos.

9. Quizá esté equivocado en todo lo que he dicho. Pero les cuento que, como vivo en Estados Unidos, la Constitución de este país protege mi derecho a opinar así sean  acertadas o erradas, inteligentes o estúpidas mis opiniones. Esa Constitución, y la tradición del libre y enérgico debate de las ideas que impera en este país permite a las personas hasta hablar en tono enojado y decir estupideces.

10. Yo no disputo el derecho de los pueblos de otros países de cambiar sus constituciones o de echar una en el basurero y sustituirla con otra todas las veces que crean necesario.

11. Por otro lado, no creo que es correcto querer cambiar el concepto de libertad de expresión, el derecho, garantizado por la ya más que bicentenaria Constitución de Estados Unidos. La Constitución de acá es relativamente pequeña, sobre todo comparada con las constituciones de algunos países.Constituciones muy abultadas que pretenden decirle al ciudadano hasta como y cuando se debe cepillar los dientes y podar el césped. Esta Constitución de acá es muy imperfecta, pero tiene mecanismos para cambiarla y adaptarla a los nuevos tiempo a medida que avanza la historia. Pienso que es una Constitución muy respetable que ha funcionado bastante bien.

12. Ruego a las personas que viven acá y que quieren silenciar a quienes no están de acuerdo con ellos, que respeten la Constitución de este país. Que si pueden, la lean. Que la estudien. Si son personas de buena fe y mediana inteligencia, comprenderán que quienes discrepan de artistas famosos, por muy populares que sean, tienen derecho a hacerlo. Es más, les cuento que en este país hay gente que le mienta la madre al presidente de turno y no pasa nada. Aclaro que no estoy de acuerdo que le mienten la madre al Presidente ni a nadie. 

13. Reitero que no tengo ningún problema que en otros países cambien la Constitución cada cierto tiempo. Pero me gustaría que la gente que vive aquí respete la mía. Y que haga un pequeño esfuerzo por aprender algo de cómo se interpreta y se ejerce la libertad de expresión en Estados Unidos.

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